Todas, más o menos, deseamos tener una sexualidad plena con nuestra pareja. Ahora bien, hay mucho mito y, a veces, unas expectativas mal enfocadas. Aquí te ofrezco unos consejos para que tú y tu pareja os lo paséis bien en la cama y disfrutéis. 

Una sexualidad plena con tu pareja, ¿por qué no?

Cada persona es un mundo, y el vínculo que se crea en la cama, también. Por eso, si has tenido pareja anteriormente, no puedes esperar que las cosas sean exactamente iguales. Esa diferencia no es necesariamente mala, siempre que se gestione correctamente. Para tener una sexualidad plena, lo primero es tener confianza mutua en la pareja y, a partir de ahí, todo irá mejor y se fortalecerá el vínculo. Estas son las claves que debéis recordar: 

1. Hablad de lo que os gusta

Comunicación, comunicación y comunicación. Sé que me pongo muy pesada, pero para que una relación funcione, también en lo sexual, hay que hablar. Y hablar de aquello que os gusta, de lo que no y de lo que estáis dispuestas a explorar. La vergüenza hay que dejarla en otro ámbito, pero no con la persona con la que compartes tu vida. Además, la sexualidad es tan rica y diversa, que sería una pena desaprovechar todas las posibilidades que ofrece. 

2. Una sexualidad plena requiere atención

«El reloj de cuerda suspendido, el teléfono desconectado…» ¿Os acordáis de la canción? Pues aunque pueda parecer demodé, sigue siendo plenamente vigente. Quizás en versión 2025 habría que hablar del móvil en modo avión o silenciado, pero el concepto es el mismo. Para disfrutar a tope de vuestra sexualidad, es necesario prestar atención, en ti y en tu pareja. Por lo tanto, no sufras si os tenéis que aislar del mundo un par de horas, porque no pasa nada. 

3. Explorad respetando los límites

Si hay algo que siempre tenemos que tener claro es que «no es no» y que se puede cambiar de opinión. Es un punto fundamental, porque quizás al principio a ti o a tu pareja os puede apetecer algo, pero en el momento no hay comodidad. En el BDSM siempre hay una palabra de seguridad, pero para las relaciones sexuales en general o cuando se utilizan juguetes, también hay que decirlo. Ese respeto mutuo es el que genera confianza y evita disgustos; no estáis obligadas a nada que no queráis. 

4. Si algo falla, habladlo

Las relaciones sexuales lésbicas tienen la ventaja de que no son tan coitocéntricas como lo han sido tradicionalmente las heterosexuales. Sin embargo, esto no implica que, a veces, las cosas no salen bien. Quizás una de las dos no es capaz de llegar, o el estrés hace que os descentréis. Recordad que esto no es una competición. Si algo falla entre las dos, habladlo. Y voy más allá, quizás a veces os irá bien ir a terapia: no descartéis esa posibilidad; si vuestro vínculo es sólido, vale la pena. 

Vivir una sexualidad plena con tu pareja tiene mucho de conocimiento mutuo y consciencia. ¿Con el tiempo ha mejorado tu sexualidad? ¿Cómo ha sido vuestro caso? ¡Cuéntamelo en comentarios!