¿Alguna vez has estado viendo una película que no es exactamente una historia de lesbianas, pero que tiene más tensión sexual que una novela de las 3 de la tarde en La 1? Pues te has topado con una de esas joyas cinematográficas que, sin serlo oficialmente, son tanclaramente lésbicas que podrías jurar que las actrices han firmado un contrato secreto con la comunidad queer.
A veces te encuentras con películas que no se venden como historias de amor lésbico, pero, si pones atención, hay algo que te hace pensar: «¡Esto no es normal!» Las miradas intensas, la química que hay entre los personajes… No hace falta que te lo digan explícitamente; basta con ver cómo se miran o cómo interactúan para saber que hay algo más ahí, ¿verdad?
‘París, te quiero’ (2006) es una de esas películas
En esta cinta, que es una recopilación de historias románticas en París, hay una escena en la que una mujer y su amiga pasan una tarde juntas, se confiesan cosas y se miran de forma que deja mucho a la imaginación. Aunque no es la trama central, la química entre ellas es más que evidente, y el tipo de conexión que muestran es como si nos dijeran: «esto no es solo una amistad, chicas». Sin ser una historia lésbica en toda regla, es un claro ejemplo de cómo una simple mirada puede hacer que un espectador se cuestione mucho más de lo que la película deja ver.
‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ (1988)
Pedro Almodóvar, maestro del cine con el toque justo de locura, se encargó de mezclar la comedia con el drama y el caos en esta obra maestra. Pero hay algo en la relación entre Pepa (Carmen Maura) y Lucía (María Barranco) que hace que nos planteemos si hay algo más que una simple rivalidad. Porque, vale, es todo un desastre, pero ¿esa complicidad no será un poquito más que un simple pique? Aquí la tensión no solo está en las situaciones absurdas, sino en esos pequeños gestos que podrían desencadenar algo completamente diferente.
‘Crepúsculo’ (2008)
Ya sé, ya sé, te estás riendo. ¿Cómo va a ser lésbica Crepúsculo? ¡Si es la historia de una chica y un vampiro! Pues no lo es, pero te digo una cosa: si cambias el vampiro por una amiga intensa que te manda mensajes a las 3 de la mañana para saber si «estás bien», se convierte en un documental lésbico sobre relaciones tóxicas. Las miradas de Bella y su amiga Alice tienen más carga emocional que todo el triángulo amoroso de la saga, y si alguien tiene dudas sobre la subtrama, que se vea la película de nuevo.
Y ahí las tienes, esas películas que, a pesar de no tener una etiqueta lésbica en su carátula, tienen más química que un laboratorio. Algunas lo hacen de manera sutil, otras de forma descarada, pero todas, sin lugar a dudas, merecen estar en el podio de las «pelis lésbicas no oficiales». Así que la próxima vez que te pongas una de estas películas, recuerda: las señales están ahí, solo que a veces hay que saber leer entre líneas.
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