Bueno, hoy me siento generosa. Será la Navidad y la proximidad de estar con gente a la que no le caigo bien por ser lesbiana. Estoy segura de que en una de las comidas a las que iré estos días, daré el título de Homófobo del Año a alguien. Así que, si no quieres tú que te miren con cara de “¿en serio has dicho eso?”, presta atención a lo que no debes decir. 

Candidato a Homófobo 1: Pero, ¿quién es el hombre de esta relación?

Qué cansancio. Si cada vez que ves a una pareja del mismo sexo te lo preguntas, o peor, lo preguntas en voz alta, es el momento de replantearte tu idea de las relaciones. Te hago un pequeño spoiler: en una pareja gay no hace falta “hacer de hombre”. Es como preguntar cuál es el tenedor y la cuchara en un par de palillos chinos. 

“No me importa que seas lesbiana, pero en público no”

Traducción: «Me incomoda ver muestras de afecto entre personas del mismo sexo». Amigo, si dos personas agarradas de la mano o dándose un besito te escandalizan, el problema eres tú, no ellos. Quizás deberías probar a cerrar los ojos… o mejor aún, a abrirlos de una vez.

«Es solo una fase”

Ah, sí, esa fase que dura toda la vida. Como cuando dijiste que tu afición por el karaoke era «solo una fase» y aquí estamos, 15 años después, soportando tus versiones de Camilo SestoLa orientación sexual no es un capricho pasajero, así que mejor ahórrate el comentario.

«Pero si eras tan masculino/femenina…»

Noticia de última hora: la orientación sexual no tiene nada que ver con qué tan «masculino» o «femenina» sea una persona. Hay hombres gay que podrían ganarle un pulso a Schwarzenegger y mujeres lesbianas que adoran los vestidos y el maquillaje. Los estereotipos son para los anuncios de los años 50, no para la vida real.

«¿Y cómo lo sabes si nunca has estado con una mujer/un hombre?”

Esta es tan absurda como preguntar a un heterosexual cómo sabe que le gustan las personas del sexo opuesto si nunca ha estado con alguien de su mismo sexo. La gente suele saber lo que le gusta sin necesidad de probar todo el menú, ¿sabes?

«No tengo problema con las lesbianas, pero…»

Para el carro. Cualquier frase que empiece así suele ir seguida de un comentario tremendamente homófobo. Es como decir «No soy racista, pero…» Consejo: si tienes que empezar una frase así, mejor no la digas.

En fin, si no te ves reflejado en estos comentarios, fantástico. Estás en el camino correcto. En caso contrario, bueno, nunca es tarde para aprender y mejorar. Aún estás a tiempo. En cuestiones que sean relativas al amor y al sexo, lo que de verdad importa es que haya respeto y consentimiento. Todo lo demás son tonterías y prejuicios que ya deberían estar tan pasados de moda como los pantalones de campana o las hombreras.