La cena de Navidad puede ser como una película de terror: llena de sorpresas, giros inesperados y, a veces, un poco de drama familiar. Pero no te preocupes, aquí te dejo algunos consejos para sobrevivir a esta experiencia con estilo y buen humor.

Prepárate mentalmente para la cena de Navidad, y ten un plan B

Antes de que llegue el momento, haz un ejercicio mental. Imagínate que estás dentro de una comedia romántica de lesbianas. Cada comentario que te hagan se convierte en un gag. Y si tu tía te pregunta por tu novio, simplemente dile que tienes una relación con tu gato y que es muy celoso. Esto la va a dejar fuera de juego, seguro.

La estrategia del plato

La comida es el plato fuerte de cualquier cena navideña (jejeje, bien traído, ¿verdad?). Pero si te encuentras con el famoso “plato misterioso” que tu abuela siempre trae, ten un as bajo la manga. Lleva tu propio plato y asegúrate de que sea lo suficientemente atractivo como para que todos quieran probarlo. ¡Nada dice «me encanta tu comida» como un buen postre!

En la cena de Navidad ten en tu arsenal lésbico conversaciones seguras 

Y es que si eres una bocachancla como yo, tu propia boca es una trampa mortal. Cuando te pregunten por tu novio, ten a mano algunos buenos temas de los que puedas tirar. 

  • El tiempo: Siempre es un clásico. “¿No está raro el tiempo? ¡Casi tan raro como mi tía intentando bailar salsa!”
  • Películas navideñas: Pregunta si alguien ha visto esa nueva película en Netflix. Es el momento perfecto para hacer una crítica sobre lo mal que interpretaron a la pareja de lesbianas.
  • Peluditos: Hablar sobre gatos o perros siempre hace sonreír. “Mi gato se niega a aceptar que soy lesbiana; todavía no le he presentado a mi novia”.

La técnica del escape (o el baño estratégico)

Si las cosas se ponen feas, usa la técnica del escape. Huye como si no hubiera un mañana. Ayuda en la cocina o ve al baño (aunque no lo necesites). Solo asegúrate de no salir corriendo como si estuvieras huyendo de una ex en una fiesta.

Haz una salida triunfal donde las haya

Cuando llegue el momento de despedirte, hazlo con toda la gracia que puedas. Dale las gracias a todos por la cena y lanza un comentario positivo sobre algo específico (el postre, por ejemplo). Luego, vete como si hubieras ganado el Oscar por “Mejor Actuación en una Cena Familiar”.

Reflexiona y ríete un rato

Después de la cena, párate un momento a reflexionar sobre lo que ha sido. Conviértelo en anécdotas graciosas para contarlas a tus amigos. Recuerda que estas cenas son parte de la tradición familiar y, aunque puedan ser estresantes, también están llenas de amor (y algo de locura).

Sobrevivir a la cena de Navidad como lesbiana no solo es posible; puede ser una experiencia divertida si eliges el enfoque adecuado. Así que prepara tu mejor sonrisa, afila tus habilidades conversacionales y recuerda: ¡la risa es el mejor regalo! ¡Felices fiestas!