¿Alguna vez te has preguntado por qué tantas lesbianas sentimos una atracción magnética hacia las ferreterías? Es como si hubiera un imán invisible que nos atrae hacia esos pasillos llenos de herramientas y materiales de construcción. Bueno, no estás sola. De hecho, es un fenómeno tan común que se ha convertido en un divertido estereotipo dentro de la comunidad LGTBQ+.

El encanto irresistible de las ferreterías

Hay algo en el aire de las ferreterías que simplemente nos hace sentir como en casa. Tal vez sea el olor a madera recién cortada, o el brillo de las herramientas nuevas. O quizás sea la promesa de proyectos por venir y la satisfacción de crear algo con nuestras propias manos. Sea lo que sea, muchas de nosotras nos encontramos deambulando por los pasillos con una sonrisa tonta en la cara, como niñas en una tienda de dulces.

¿Por qué esta fascinación?

Hay varias teorías sobre por qué las lesbianas y las ferreterías parecen ir de la mano. Algunos dicen que es nuestro instinto de querer arreglar cosas (¿incluyendo corazones rotos?). Otros argumentan que simplemente nos encanta la sensación de poder que da sostener un taladro.

Personalmente, creo que es una combinación de factores. Por un lado, muchas de nosotras crecimos viendo a nuestros padres o abuelos trabajar con herramientas, y tal vez eso despertó nuestra curiosidad desde temprana edad. Por otro lado, hay algo increíblemente empoderador en saber que puedes arreglar tu propio fregadero o construir tu propio mueble. Es una forma de independencia que muchas valoramos.

Rompiendo estereotipos (y arreglándolos después)

Claro, no todas las lesbianas son expertas en bricolaje, y no todas las expertas en bricolaje son lesbianas. Pero hay que admitir que este estereotipo tiene un lado positivo. Después de todo, ¿quién no quiere una novia que pueda colgar un cuadro perfectamente nivelado? Además, en un mundo que a menudo nos dice que ciertas habilidades o intereses son «para hombres», hay algo revolucionario en ver a mujeres dominando estas áreas.

Cada vez que una lesbiana entra en una ferretería y pide consejo sobre qué tipo de sierra necesita para su próximo proyecto, está desafiando sutilmente las normas de género.

Somos peculiares, claro que sí. Y es genial

Hay mujeres a las que les avergüenza decir que les gustan las ferreterías porque eso es cosa de hombres. ¿Y qué?  Mejor, siéntete muy orgullosa de ti. Es parte de lo que nos hace únicas y especiales.

Además, ¿has visto lo sexy que está una mujer con un cinturón de herramientas? Así que la próxima vez que te encuentres vagando por los pasillos de tu ferretería local, sonriendo ante un nuevo juego de destornilladores, recuerda que no eres la única a la que le encanta. A mi me flipa ir por la mañana los sábados al Leroy Merlín, y seguro que tú conoces también a alguna lesbiana amante del bricolaje.

Se trata de independencia, creatividad y la satisfacción de crear algo con nuestras propias manos. Es sobre desafiar expectativas y estereotipos. Y sí, tal vez también se trata un poco de impresionar a esa chica con nuestras habilidades.