Mira que lo he pensado veces, pero nunca termino de entender cómo narices acabamos siempre las mismas con las mismas. Es como si viviéramos en una especie de burbuja de endogamia lésbica de la que no podemos (¿o no queremos?) salir. Y no me refiero solo a las relaciones de pareja, que también, sino a todo lo que nos rodea.

¿Padecemos de endogamia lésbica?

El otro día estaba en el cumpleaños de una amiga y me di cuenta de que conocía a prácticamente todas las mujeres que había allí. ¿Casualidad? Qué va. Es que somos cuatro gatas y al final todas nos conocemos de algo. De la asociación LGTB, del equipo de rugby, del bar de ambiente… Es como si tuviéramos un imán que nos atrae las unas a las otras.

El síndrome de la ex de mi ex

Y luego está el tema de las relaciones. Madre mía, qué follón. Que si esta es la ex de mi ex, que si aquella estuvo con la hermana de no sé quién… Al final parece que hemos estado todas con todas. Y claro, eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, mola porque ya sabes más o menos de qué pie cojea cada una. Pero por otro, a veces da un poco de grima pensar que tu novia de ahora ha estado con media pandilla. Y no es por celos ni nada de eso, es más bien por la sensación de que no hay nada nuevo bajo el sol. 

A veces me pregunto si no nos estaremos perdiendo algo por estar siempre en el mismo círculo, por culpa de la endogamia lésbica. Que sí, que es cómodo y nos sentimos seguras, pero ¿no estaremos limitando nuestras experiencias?

El otro día una colega me contaba que se había apuntado a clases de salsa y que estaba conociendo a un montón de gente nueva. Y yo pensé: «Oye, pues igual no estaría mal salir un poco de la zona de confort». Que igual resulta que hay un mundo ahí fuera más allá de nuestro pequeño universo lésbico.

El dilema de salir de la burbuja o no

Pero claro, salir de la burbuja da un poco de vértigo. Es como cuando vas a un sitio nuevo y no conoces a nadie. Te sientes un poco pez fuera del agua. Y encima, si eres como yo, que se me nota a la legua que soy bollera, pues ya ni te cuento.

Aun así, creo que deberíamos hacer el esfuerzo. No digo que dejemos de lado a nuestras amigas de siempre, ni mucho menos. Pero igual no estaría mal ampliar un poco el círculo, ¿no? Conocer gente nueva, tener otras experiencias… Vamos, salir un poco de la dichosa zona de confort.

En busca del equilibrio

Supongo que se trata de encontrar un equilibrio. Disfrutar de nuestra comunidad, que es la leche y nos da mucho, pero sin cerrarnos a otras posibilidades. Porque, seamos sinceras, por muy a gusto que estemos en nuestra burbuja, el mundo es mucho más grande y diverso.

Igual es bueno darnos una oportunidad. Quién sabe, igual descubres un nuevo hobby, haces nuevas amigas o, quién sabe, conoces a alguien especial fuera de los sitios de siempre. Que la vida son dos días, y no está de más vivirla un poco a lo loco de vez en cuando. ¿No?