Si perteneces a la comunidad LGTBQ+, o si no, estoy segura de que alguna vez has estado en la celebración del Orgullo. Para la comunidad es una forma de visibilizarnos y de reivindicarnos, pero, y a lo mejor esto crea un poquito de polémica, ¿es la imagen que se proyecta la que queremos que la sociedad tenga de nosotros?

La imagen como un arma de doble filo

Como digo, la forma en la que los participantes en este evento toman parte de él es como la sociedad nos ve a todos. Si te soy completamente sincera, a mi no me representa. Y no estoy segura de que normalicen la diversidad social y de género. Es genial ver a gente que no tiene problemas en expresarse, pero, ¿realmente esa imagen ayuda a acabar con los prejuicios de la sociedad?

¿No te has planteado nunca que algunas cosas pueden reforzar estereotipos negativos? No sé, las personas semidesnudas o vestidas de forma provocativa que aparecen en los medios de comunicación pueden generar mucha polémica. 

Queremos ir mucho más allá de los estereotipos

También es importante recordar que el Orgullo no solo es carrozas y desfile. Y reducirlo a eso es una gran necedad. Por suerte, hay un montón de actividades culturales y reivindicativas que muestran la gran diversidad que existe entre nosotros mismo. No obstante, lo que vende es lo provocativo, lo polémico. 

Yo misma he participado en varias ediciones de la fiesta, y he podido comprobar en mi piel que la realidad es mucho más rica de lo que se enseña. Participan familias con niños, mayores, grupos deportivos y todo tipo de asociaciones que reivindican sus derechos con normalidad. 

El dilema de la visibilidad

Aquí radica uno de los grandes debates: ¿cómo lograr visibilidad sin caer en el sensacionalismo? Por un lado, una imagen más llamativa y transgresora consiguen captar la atención mediática, pero por otro, pueden alejar a parte de la sociedad que no se siente identificada con esa estética. Como es mi caso.

La diversidad como bandera

Creo que la clave está en mostrar toda la diversidad del colectivo LGTBIQ+. No se trata de censurar ninguna expresión, sino de dar espacio a todas las realidades.

Avanzando hacia una sociedad más inclusiva

Para lograr una imagen más representativa, propongo algunas ideas:

– Dar más visibilidad a los actos culturales y reivindicativos del Orgullo.

– Mostrar la diversidad de edades, orígenes y expresiones de género dentro del colectivo.

– Poner el foco en las historias personales y las reivindicaciones pendientes.

– Implicar a más sectores de la sociedad en las celebraciones.

La responsabilidad compartida

La imagen del colectivo no depende solo de los organizadores del Orgullo. Los medios de comunicación, las instituciones y la sociedad en general tenemos la responsabilidad de mostrar y entender su diversidad.

Lo que quiero decir con todo esto es que la imagen del Orgullo es compleja y no puede reducirse a unos pocos estereotipos. Como sociedad, hay que hacer un esfuerzo por comprender y mostrar toda su riqueza y diversidad.

¿Qué opinas tú? Cuéntamelo en los comentarios.