Si estás buscando en un destino europeo que tenga un poco de todo —cultura, diversión y un ambiente acogedor— Zúrich es una opción que no puedes pasar por alto. Esta ciudad suiza es la mezcla de modernidad y tradición perfecta, y se ha convertido en un lugar donde la comunidad LGTBQ se siente como en casa. Zúrich tiene algo que es diferente.
Un ambiente fantástico
Nada más llegar a Zúrich, se nota ese aire de libertad y tolerancia que se respira en sus calles. Los suizos son muy abiertos con la comunidad LGTBQ, así que puedes ser tú misma sin problema. El barrio de Altstadt es el epicentro gay de la ciudad, con un montón de bares, cafeterías y tiendas friendly.
¿Quieres fiesta? En Zúrich tienes la que quieras
Así es. La vida nocturna de esta ciudad es brutal. Sobre todo en los distritos 1 y 4 la fiesta nunca acaba. Aquí puedes encontrar todo lo que quieras, desde bares más tranquilos hasta discotecas espectaculares. Un pequeño consejo: tienes que visitar el Cranberry Bar, que es el clásico entre los clásicos.
¿Cultura? También la tienes
Dice el refrán que no solo de fiesta vive la lesbiana. Zúrich tiene un montón de museos y monumentos chulísimos que te van a encantar si te gusta la historia y el arte.
El Kunsthaus es una pasada, con una colección de arte contemporáneo que flipas. Y si te mola la arquitectura, date una vuelta por el Fraumünster y sus vidrieras de Marc Chagall. ¡Una maravilla!
Playas gay- friendly
¿Sabías que Zúrich tiene playas gay? Pues sí. La de Tiefenbrunnen es la más conocida y está a tiro de piedra del barrio gay. En verano se llena de gente. Y si te va el nudismo, la playa de Werdinsel es un sitio perfecto para ti. ¡A lucir palmito!
Alojamiento para todos los bolsillos
Encontrar un hotel LGTBQ-friendly en esta ciudad es pan comido. Hay opciones para todos los bolsillos, desde hostales hasta hoteles de lujo. Si quieres algo exclusivamente gay, el Goldenes Schwert es el único hotel LGTBQ de toda Suiza. Está en pleno centro y es perfecto para conocer gente.
Gastronomía de primera
Los suizos se toman muy en serio la comida, y en Zúrich lo vas a poder comprobar. Hay restaurantes buenísimos por toda la ciudad. Eso sí, prepara la cartera porque no es precisamente barato. Mi recomendación: dale una oportunidad al fondue, ¡está de muerte!
Te puedes mover muy fácilmente
Moverse por la ciudad es un juego de niños. El transporte público es la leche: eficiente, puntual y llega a todas partes. Pilla un pase de un día por unos 5,40 francos suizos y vas a tener la ciudad a tus pies. Aunque si hace buen tiempo, lo mejor es patearte las calles o alquilar una bici.
Zúrich es un destino LGTBQ de primera. Tiene todo lo que buscas: ambiente, fiesta, cultura, naturaleza y una escena gay de lo más animada. Así que ya sabes, ¡a hacer las maletas y a disfrutar de esta maravilla suiza!
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