Bueno, pues parece que hemos destapado el secreto mejor guardado de los vestuarios femeninos. Agárrate fuerte, que vamos a hablar de esto para que que quede claro de una vez por todas.

El monstruo del armario… ¡ups! Del vestuario

Imagínate la escena: entras en el vestuario y, de repente, todas las chicas se quedan mirándote como si fueras un alienígena. ¿Será porque llevas ese bañador de los años 80 que te regaló tu abuela? No, maja. Es porque eres lesbiana y, por lo visto, eso te convierte automáticamente en una depredadora sexual con visión de rayos X.

Código rojo: ¡Lesbiana a la vista!

«¡Cuidado, que viene la lesbiana!», grita alguna mientras todas corren a esconderse detrás de las taquillas. Claro, es lógico. Ya sabemos que las lesbianas no podemos controlar nuestros impulsos y vamos por ahí acosando a diestro y siniestro. Anda ya, si la mayoría estamos más preocupadas por no resbalar con el suelo mojado que por mirar traseros ajenos.

El poder secreto de la toalla lésbica

¿Sabías que las lesbianas tenemos toallas especiales que hacen invisibles las partes que no queremos ver? ¡Pues claro que no, porque es una chorrada como un castillo! Pero tranquila, hetero, que no hace falta que te tapes como si fueras una momia. Te prometo que no voy a saltar encima de ti como una leona en celo.

La ducha: zona de alto riesgo de los vestuarios

Aquí las lesbianas perdemos el control y nos convertimos en una especie de pulpo con ventosas. Siento decepcionaros, pero lo único que queremos es quitarnos el sudor y el cloro, como todo el mundo. Si veis a una lesbiana mirando fijamente algo en la ducha, probablemente esté intentando leer la etiqueta del champú sin sus gafas.

El vestuario: ¿Campo de minas o pasarela de moda?

Para algunas, un vestuario con una lesbiana es como en un campo de minas. Se analizan todos los movimientos. ¿Y si os digo que la mayoría de las veces estamos más pendientes de si nos queda bien ese nuevo conjunto? Sí, también nos preocupa tener michelines o celulitis. Somos humanas, ¿recuerdas?

Operación camuflaje: cómo pasar desapercibida

Mucha gente cree que las lesbianas tenemos un radar para detectarnos. Pues a veces fallamos. Si alguna vez has visto a una chica en el vestuario poniéndose la camiseta del revés o metiendo la cabeza por el agujero de la manga, probablemente sea una lesbiana intentando pasar desapercibida. 

Spoiler: no funciona.

Somos personas, no terminators

En fin. Que ser lesbiana no es ser un robot programado para seducir a toda mujer que se cruce en nuestro camino. Somos personas normales y corrientes, con nuestras neuras y nuestros complejos, como todo el mundo. Así que la próxima vez que veas a una lesbiana en el vestuario, relájate. Lo más probable es que esté más interesada en quitarse el cloro que en ligarse a medio gimnasio.

Y recuerda, si alguna vez te sientes incómoda en un vestuario, siempre puedes hacer como yo y cambiarte en el baño. Total, para lo que hay que ver…