Ah, el poder de ser lesbiana. Aparentemente, venimos equipadas con un rayo láser de conversión y una capa de superseducción. Al menos, eso es lo que parece creer mucha gente. Como si al salir del armario, nos dieran un manual secreto. Spoiler: no existe tal manual, y mi capa de superseducción debe haberse perdido en el correo. Pero ya que estamos aquí, ¿qué tal si desmontamos juntas este mito absurdo?

El kit para convertir al mundo en lesbiana

Ese famoso kit que todas recibimos al salir del armario. Viene con un corte de pelo pixie, una colección de camisas de franela y, por supuesto, el manual «Cómo convertir a todas tus amigas en 10 sencillos pasos». ¿No lo conocías? Qué raro, es obligatorio cuando te conviertes.

La verdad es que me río cada vez que escucho a alguien decir algo así. Como si ser lesbiana fuera una especie de culto secreto al que vamos reclutando miembros. Y te regalasen una tostadora.

El plan secreto para controlar el mundo

Según parece, todas las lesbianas tenemos un plan secreto. Nos levantamos cada mañana con la misión de reclutar a cuantas mujeres sea posible para nuestro «club». Porque, claro, no tenemos nada mejor que hacer con nuestro tiempo. ¿Trabajo? ¿Hobbies? ¿Una vida? Nah, eso es para los heterosexuales.

Me encantaría saber de dónde sale esta idea. ¿De verdad creen que pasamos nuestros días tramando cómo «convertir» a más mujeres? Lamento decepcionarte, pero mi agenda diaria se parece más a: despertar, tomar café, trabajar, ver series, y a veces, recordar regar las plantas. Nada de reuniones secretas para planear la dominación lésbica mundial.

El poder de seducción irresistible

Basta con que una lesbiana mire a una mujer heterosexual para que caiga rendida a sus pies. Somos como vampiros, pero en lugar de convertirte en un ser inmortal, te convertimos en bollo. Lástima que este superpoder no funcione cuando nos gusta alguien.

Si yo tuviera este poder, lo usaría para cosas mucho más útiles, como comprarme la mejor guitarra del mundo. 

La realidad detrás del mito

En serio, ¿de dónde sale esta idea? Como si la sexualidad fuera algo que se pudiera cambiar con un chasquido.

La realidad es mucho menos emocionante. Somos personas normales, con trabajos normales, problemas normales y vidas normales. La mayoría de nosotras estamos demasiado ocupadas lidiando con nuestras propias vidas como para andar preocupándonos por la orientación sexual de los demás.

Lo único que «convertimos» es la ignorancia en comprensión. No estamos aquí para reclutar a nadie, sino para vivir nuestras vidas y amar a quien queramos. Así que la próxima vez que alguien te diga «cuidado, que te va a convertir en lesbiana«, puedes reírte y responder: «Tranqui, ya me puse mi casco anti-conversión esta mañana».

Lo que me gustaría «convertir» es la mentalidad de aquellos que todavía creen en estos mitos. Convertir el miedo en aceptación, la ignorancia en conocimiento, y el prejuicio en respeto. Eso sí sería un superpoder.

Así que no, no voy a convertirte en lesbiana. Pero si quieres, podemos ser amigas y convertir este momento en una oportunidad para entendernos mejor. Y quién sabe, tal vez incluso podamos convertir este mundo en un lugar un poco más amable y comprensivo para todos.

Porque lo único que todas queremos es ser libres para ser quienes somos, amar a quien amamos, y eso, amigos míos, no necesita ninguna conversión.

¿Qué opinas tú?