Siempre me recuerdo, desde que era pequeñita, viendo cine. Hay un montón de pelis que me han marcado de una forma o de otra, y una de esas películas que recuerdo con especial cariño es Las horas

El recuerdo de esta película, la primera vez que la vi, me trae una mezcla de emociones adolescentes y el anhelo de comprender el mundo que me rodeaba. Aunque en aquel entonces mi atención se dividía entre las interacciones en clase y las historias de aquellas mujeres, todavía me golpea la mente.

«Las horas» y el intercambio de notas con mi compañera

Creo que vi Las horas en mi último año de instituto. Durante la proyección estaba intercambiando notas con la chica que se sentaba a mi lado. Estos momentos de complicidad, estoy segura hoy, añadían más intriga. Es verdad que me llamaban la atención los personajes queer de la peli, pero la profesora llamó mi atención con una reflexión que a mí se me pasó por completo. O tal vez la quise ignorar, no lo sé. 

Un viaje hacia el autodescubrimiento

Años después, cuando ya estaba en la universidad, volví a encontrarme con Las horas gracias al club de cine universitario. Fue un reencuentro más intimo. En esa época, empecé a descubrir mi propia identidad. Sin ir más lejos, la cinta era un espejo de mis propias emociones y mis experiencias. Ver a las inmensas Nicole, Julianne y Meryl en la pantalla llevando a cabo unas interpretaciones tan alucinantes fueron parte de mi viaje hacia la aceptación y la comprensión de mí misma

El eco de la tristeza compartida

Tal vez si preguntas a otra persona te dirá algo distinto, pero para mí, Las horas trata sobre la tristeza, la conexión entre personas y la búsqueda de la identidad. Los personajes de Virginia Woolf, Laura y Clarissa, son la herramienta para que reflexionemos sobre nuestras luchas y anhelos. Su melancolía es el eco de las experiencias de muchas personas queer. Y esto trasciende el tiempo y el espacio. 

Pero ojo, que esto es solo una reflexión personal que no tiene porqué ser cierta para todas las personas. 

En la cinta me veo a mí misma 

Al echar la vista atrás en mi relación con esta maravillosa película, lo que veo  es un reflejo del viaje hacia mí misma que yo tuve que realizar cuando era algo más joven. Aunque la tristeza puede ser omnipresente en la experiencia queer, también sirve como un recordatorio de la humanidad que compartimos y nuestra capacidad de encontrar la belleza incluso en los momentos más difíciles.

Después de tantos años, esta película sigue siendo una parte fundamental de mi historia personal, un recordatorio constante de la complejidad y la profundidad de la experiencia queer. A través de sus personajes y sus historias entrelazadas, la película nos muestra la importancia de la empatía, la autenticidad y el amor propio en el viaje hacia la aceptación y la realización personal. Es un legado que seguirá en mí durante muchísimo tiempo. ¿La has visto?