Uno de los mitos ridículos que circula por ahí sobre las lesbianas igual que un ‘poltergeist‘ cotilla es que cuando conocemos a alguien, al día siguiente nos vamos a vivir juntas. Que nos encantan las mudanzas veloces

Mudanzas a la velocidad del rayo

¿Es verdad que a las mujeres nos programan para sentir la necesidad de hacerlo? ¿Tenemos que pasar por una especie de rito de iniciación por el cual nos activan un interruptor secreto que nos obliga a empaquetar cosas y a darle las llaves de casa a la otra persona a los 5 minutos de conocerla? Venga, te doy la respuesta corta: no. 

No venimos equipadas de serie con un cronómetro en la espalda que empieza a correr en la primera cita. Es fácil caer en la trampa de pensar que todas las parejas lesbianas se mudan juntas antes de que el polvo tenga tiempo de asentarse en su primer encuentro. Sin embargo, este mito es tan útil como un paraguas en el Sahara. Las relaciones no tienen una hoja de ruta predefinida, y mucho menos un calendario de mudanzas.

La realidad es otra muy distinta

Hay tantos tipos de relaciones entre lesbianas como plantas y flores hay en el campo. No todas las parejas están listas para convivir juntas a los dos días y dos mensajes de Whatsapp. Vivir con alguien es una decisión muy importante, y las lesbianas no somos la excepción. Pero vamos, que esto también les pasa a los heteros. 

Por supuesto, hay parejas que, independientemente del tiempo que lleven juntas, deciden compartir piso, pero el proceso es tan diferente como lo es cada relación. La clave en realidad no es el tiempo, sino la conexión y la madurez emocional

Recuerda: irse a vivir con otra persona es mucho más que el hecho de tener los mismos gustos en las series o compartir cuenta de Netflix. Cada relación tiene su propio ritmo, y las lesbianas tenemos un Máster en personalizar nuestro viaje romántico. 

Algunas parejas prefieren disfrutar de la fase de «novias» antes de dar el salto a la vida en común, mientras que otras pueden sentir que están listas para convivir más temprano en la relación. Oye, y eso es perfecto. 

No, nos dan un premio ni una mención honorífica a las mudanzas más rápidas

Igual que no nos llevamos una tostadora por convertir a otras lesbianas aunque te parezca mentira, tampoco nos dan un premio si hacemos mudanzas rápidas y veloces. Esto quiere decir que no hay necesidad de apresurar las cosas. Simplemente, relájate, disfruta el viaje y si en algún momento sientes que es el momento, adelante. 

Para terminar, no quiero dejar de recordar que las lesbianas no vivimos en plena competición. Somos las protagonistas de nuestras propias historias y nosotras somos las que marcamos el ritmo. Todo llegará cuando tenga que llegar, y si no tiene que hacerlo no llegará. 

No te dejes influenciar por otras personas ni por lo que “se espere de ti”. Cuéntame cómo lo has vivido tú.