¿Acaso estoy diciendo una tontería? Creo que no. La diversidad en las relaciones es un aspecto fundamental de nuestra sociedad, y la expresión de afecto en público debería ser un derecho universal, independientemente de la orientación sexual. Lamentablemente, en algunos contextos, las parejas de lesbianas afrontan restricciones en cuanto a la manifestación de su amor en público, lo que no solo refleja prejuicios arraigados, sino que también contribuye a la invisibilidad de la comunidad LGTBQ+.

La realidad invisible del amor de las lesbianas en público

Por desgracia, y aunque evidentemente se han producido muchos avances en la aceptación de la diversidad sexual, todavía hay prejuicios y estigmas que nos afectan de manera directa. Muchas veces, la restricción de la posibilidad de expresar nuestro amor en lugares públicos, es una carga adicional a nuestras relaciones. Hay que entender que todas las personas, y digo todas, tienen derecho a demostrar su amor por otra persona sin temer una paliza o a la discriminación. 

La restricción en la expresión de afecto de las parejas lesbianas no solo se traduce en un menoscabo de nuestra libertad, sino que también refuerza esos estereotipos perjudiciales que queremos eliminar. Al permitir que el miedo a la discriminación restrinja la expresión de amor, se perpetúa la idea de que ciertos tipos de relaciones son menos válidos o aceptables que otros. Erradicar estos estigmas es un paso fundamental hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa.

Es un derecho que hay que respetar

Yo, particularmente, no comprendo por qué una pareja formada por hombre y mujer puede ir cogida de la mano por la calle o darse un beso, y no pasa nada, mientras que, si yo hago exactamente lo mismo con mi mujer estoy exponiéndome a que me apaleen o alguien me diga algo. Sinceramente, no sé cuál es la diferencia más allá de que somos mujeres. 

El derecho a expresarse en público de manera afectuosa y amorosa no debería ser exclusivo de una orientación sexual específica. Todas las parejas merecen ser libres de abrazarse, besarse y compartir gestos de cariño sin temor a la discriminación. Al garantizar este derecho a las parejas lesbianas, estamos fomentando la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

La educación es una herramienta de cambio muy potente

Para conseguir una aceptación y comprensión de la ciudad la herramienta más efectiva es, sin lugar a dudas, la educación. Por este motivo, siempre digo que hay que incorporar en los programas educativos información que verse sobre la diversidad sexual, la importancia de la igualdad y el respeto a la libertad de expresión. Por desgracia, esto no es una prioridad hoy en día. 


En última instancia, la erradicación de la restricción en la expresión de afecto de las parejas lesbianas es responsabilidad de todos. Cada persona tiene el poder de desafiar los prejuicios, fomentar la inclusión y abogar por un mundo donde el amor florezca sin impedimentos. Al ser agentes de cambio en nuestra vida cotidiana, estamos contribuyendo activamente a la construcción de una sociedad más justa y respetuosa.

¿Qué opinas tú?