Pues sí. Estoy completamente decidida a desentrañar los mayores misterios del mundo lésbico, y en esta ocasión le toca a algo tan complejo como es el coqueteo. Si alguna vez te has preguntado cómo puedes descifrar los sutiles códigos que hay detrás del coqueteo entre lesbianas, quédate conmigo y sigue leyendo nuestro nuevo artículo. 

Aciertos y errores en las miradas: formas de coqueteo

Debo decirte, aunque como buena lesbiana seguro que lo sabes, que la mirada es como el GPS del coqueteo entre dos mujeres. Una mirada y un contacto visual más largo equivale a enviar una señal cósmica que dice «eh, me interesas». Pero mucho cuidado, chica, no te pases de Sherlock Holmes y analices cada parpadeo. Podrías acabar confundiendo a la otra persona más que un crucigrama sin pistas. 

Besos robados y bromas

Un clásico atemporal en el mundo lésbico es el beso robado. No necesitas una máscara negra, ¡solo un toque de valentía y una sonrisa pícara! Además, no hay mejor manera de romper el hielo que con una broma simpática. «¿Eres fuego? Porque me estás derritiendo» siempre arranca una carcajada y un toque de coqueteo. A ver, eso sí, esto te lo tienes que currar un poquito más de lo que me lo he currado yo, porque hay que reconocer que el mío muy bueno no es que sea…

Códigos secretos

Nadie puede poner en duda que las lesbianas hemos desarrollado unos códigos más secretos que los de la CIAy con ellos nos comunicamos. Un simple y leve toque en el brazo puede ser como el código morse del corazón. Pero cuidado, asegúrate de no parecer un jugador de fútbol americano en pleno partido. Un toque es un toque, no un placaje, y no quieres asustar a nadie, ¿verdad?

Divertidas desventuras

¿Qué es el coqueteo sin algunas divertidas desventuras? Piensa en esto: intentas hacer una entrada triunfal en la habitación, pero resbalas en un charco imaginario. ¡Ups! Recuerda, las meteduras de pata pueden ser las mejores historias de coqueteo. Ríete de ti misma y verás cómo el encanto se multiplica. No te puedes ni imaginar la cantidad de meteduras de pata que yo he tenido. Pero ya que estamos, te voy a contar una. Una vez, estaba con mi grupo de amigas, y la chica que me gustaba estaba con las suyas sentada en la misma valla. ¿Qué hice? Pues se me ocurrió que, como todas estábamos sentadas en fila, la que estaba la última se sentaba la primera, para irnos acercando a la chica. El plan era que yo acabase sentada junto a la que me tenía loquita… pero en vez de eso, acabé sentándome fuera de la valla y cayéndome al suelo. 

En resumen, el coqueteo lésbico es un arte sutil y emocionante. ¡Explora, experimenta y diviértete! Al final del día, la cosa se trata de conectar con alguien de una manera auténtica y divertida. Así que, adelante, queridas coquetas, ¡que el juego del amor lésbico comience con estilo! Ah, y cuéntame cuáles son tus secretos.