Hay pelis que para mi son de culto, y, dentro de las comedias, se encuentra But I’m a cheerleader. Esta comedia se estrenó en 1999 y la dirigió Jamie Babbit. 

Se trata de una peli divertida que trata el lesbianismo y la identidad sexual desde un punto de vista refrescante y divertido, con un enfoque exageradísimo y en tono de sátira. La cinta explora los estereotipos de género y el intento de la sociedad por cambiar la orientación sexual de la juventud. 

La animadora que duda es la protagonista

La película cuenta la historia de Megan, una adolescente que es animadora, a la que interpreta Natasha Lyonne. La chica está pasando por una crisis de identidad sexual: aunque tiene aspecto y comportamiento de mujer, empieza a cuestionarse su identidad cuando sus padres y amigos sospechan que podría ser lesbiana. 

Megan tiene que vivir con la presión de encajar en los estereotipos de género y luchar contra la negación de la verdadera identidad. 

Un campamento de conversión gay hilarante y absurdo en But I’m a cheerleader 

En But I’m a cheerleader, vemos como los padres de Megan mandan a la joven a un campamento de conversión para curar su homosexualidad. Para ello, envían a la joven animadora al campamento True Directions, que está dirigido por la muy estricta Mary Brown, y su objetivo es reprogramar a los jóvenes para que se vuelvan de nuevo heteros. 

La cinta usa el campamento como la sátira perfecta en la que se ven los métodos y creencias absurdas que usan este tipo de sitios. Y a veces son tremendamente peligrosos. 

Pese a todas las dificultades, el amor llega sin avisar

Mientras que Megan está en el campamento curándose, conoce a Graham, otra “paciente en rehabilitación” que ya ha aceptado que es lesbiana. Poco a poco van conociéndose y pasando tiempo juntas, lo que hace que se gusten y luego, se decidan a empezar una relación. Como te puedes imaginar, esto hace que todos se vuelvan locos en el campamento. 

La relación se convierte en un acto de rebeldía y en una afirmación del verdadero yo, al demostrar a todos los demás que les da igual lo que piensan los demás. 

La película pretende enviar un mensaje muy claro: a pesar de todo, el amor aparece cuando menos te lo esperas, y puede ser una experiencia liberadora y de empoderamiento

Una crítica satírica a los estereotipos de género

Ya hace muchos años que vi But I´m a cheerleader y me encantó. Es más, desde entonces la veo todos los veranos un par de veces. 

El uso que hace el director de la sátira y el humor para mostrar los estereotipos de género y cuestionar la validez de los mismos es espectacular, y la fotografía está tratada de manera impecable. Por otro lado, en la cinta ves caricaturas de personajes y situaciones tan cómicas que a veces son ridículas, pero son la herramienta para mostrar cómo la sociedad intenta imponer sus normas restrictivas a las personas sobre cómo comportarse según su género. 

La película desmantela estos estereotipos y demuestra que la verdadera felicidad y autenticidad radican en ser uno mismo, sin importar las expectativas impuestas por los demás.

¿La has visto?