A lo mejor, las mentes más conservadoras pueden decir algo como «pero, ¿para qué? No hay colegios exclusivamente heteros». Ay, dios… qué argumento más manido y cómo esconde la ignorancia… Cuando sepas lo que es estar en la piel de un niño o una niña LGTBQ+ hablamos. Lo que te voy a contar hoy es que hay una profesora lesbiana en Estados Unidos que se ha hartado de que sus alumnos sufran bullying, y se ha decidido a abrir una escuela libre de él, un colegio LGTBQ+ donde cada alumno podrá ser quien es.
Un colegio LGTBQ+ para todos
La Academia PROUD (Proudly Respecting Our Unique Differences) de Patricia Nicolari pretende ofrecer un entorno educativo seguro y de afirmación donde cada alumno pueda participar en un plan de estudios riguroso libre de acoso. La intención de su fundadora no es solamente esa, sino también la de apoyar la diversidad de sexualidad, identidad de género, raza o discapacidad entre otras características. Según Nicolari, en Estados Unidos se necesita muchísimo este tipo de colegios LGTBQ+ porque en el país existe una retórica política heredada de Trump muy peligrosa. Naturalmente, espera una reacción muy negativa por parte de los sectores más conservadores.
El objetivo no es otro que el de obviar la división que existe en círculos políticos, que se traslada a la sociedad, y ofrecer una opción segura y de afirmación a los estudiantes.
La profesora explica que no solamente acuden a su colegio LGTBQ+ alumnos trans, gays, lesbianas o bisexuales, sino también personas con algún tipo de discapacidad que se sienten completamente discriminados en otros tipos de escuelas. Aquí no tienen que dar ninguna explicación, nadie les juzga ni les discrimina. Cuenta el caso de un padre transexual con un hijo hetero, al que ha matriculado en la escuela para que vea que no pasa nada por tener un padre trans.
Sabe que su iniciativa tendrá consecuencias
Nicolari explica que hay otros colegios LGTBQ+ «friendly» que tenían bastantes alumnos cis y heteros, y que esos estudiantes pensaban que los colegios deben ser lugares donde tratar a todos con respeto. También afirma que hay muchos profesores, nacionales y extranjeros, interesados en trabajar en PROUD. Cinco de ellos querían ser sus directores.
Pero la iniciativa también ha tenido muy buena aceptación entre familias de otros estados, que están pensando en mudarse para que sus hijos acudan a esta escuela. Un ejemplo, una familia de Florida, estado en el que desde el año pasado están vigentes las leyes «Don’t say gay». Para Nicolari, esta acogida merece cualquier consecuencia negativa que pueda acarrear por parte del sector conservador la apertura de su escuela.
La fundadora de PROUD decidió poner en marcha esta iniciativa educativa después de salir del armario en el año 1997 y haber sido víctima del bullying por parte de sus compañeros. Hasta ahora no ha tenido los recursos necesarios para dar el paso.
El plan actual es que la escuela privada abra sus puertas en septiembre, para el comienzo del próximo curso escolar estadounidense. En ella se podrá cursar de séptimo a décimo.
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