La vida sexual puede ser parte esencial de una relación lésbica o puede no serlo. Pero en el caso de que lo sea, tú y tu pareja tendréis que trabajar juntas para mantenerla viva y aspirar a tener una relación más fuerte.

¿Cómo hacerlo? En primer lugar, tenéis que hablar de sexo. Si necesitas más -o menos- sexo con tu pareja, debes hablar de ello. Por supuesto, todos sabemos que ser vulnerable es más fácil de decir que de hacer. Probablemente sea más difícil que estar desnuda delante de tu novia, ¿verdad?

Hablar de tu vida sexual es importante

Como dicen los expertos, las parejas que son capaces de hablar de sexo abiertamente acaban sintiéndose más cómodas entre ellas. Esto puede mejorar su vida sexual y aumentar la satisfacción de su relación en general.

Por otro lado, si no se habla de sexo, tanto tú como su pareja podéis sentiros poco satisfechas en vuestra relación, e incluso puede llegar a enconarse hasta convertirse en un problema importante. A veces, ha hecho que parejas rompan. Por desgracia, más de las mitad de las lesbianas sí querrían hablar sobre su vida sexual, pero no lo hacen por varios motivos. Uno de ellos es que a su pareja no les apetece hablar, otro que se sienten incómodas con el tema o no quieren herir los sentimientos de la otra persona

No obstante, un estudio mencionado por GoMag indica que más o menos las dos terceras partes de mujeres que están en relaciones, tanto heteros como lesbianas, admiten que han empezado a trabajar para eliminar esa barrera que es una conversación sobre sexo. Además, el estudio también afirma que, comparadas con los hombres que están en una relación homosexual, las lesbianas piensan que la intimidad emocional es fundamental, ya que esto lleva a una satisfacción sexual más que positiva. 

Cómo hablar de sexo en tu relación

Vale, ahora tienes que pensar en qué tener en cuenta cuando empieces a hablar. En primer lugar, no compares tu actual relación con otras. En vez de eso, céntrate en los aspectos de tu vida sexual que quieres cambiar.

Es importante que elijas bien el momento y el lugar adecuados para esa conversación. Pon tus cinco sentidos en ella. También sería mejor tener un plan, pero no te estreses demasiado por eso. No te limites a decir «tenemos que hablar», porque esas palabras dan mucho miedo. Y lo que es más importante, cuando tengas esta conversación, tienes que escuchar. Por ejemplo, empieza con una pregunta sobre qué le parece la cantidad de sexo que hay en la relación.

A lo mejor al principio te resulta un poco más incómodo, pero ya verás cómo poco a poco esa incomodidad desaparece. 

Una vez que hayas sacado la conversación sobre el sexo, puedes hablar sobre cómo trabajar en tener una relación satisfactoria para las dos partes. Claro, esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero poco a poco entre las dos se irá desarrollando la confianza necesaria para poder mantener esta conversación sin ningún problema. 

Cuéntame, ¿te has visto en esta situación?