Las autoridades religiosas islámicas de Malasia detuvieron e interrogaron en dependencias policiales el lunes a 18 personas detenidas durante una fiesta de Halloween a la que asistieron miembros de la comunidad LGBT el fin de semana, según información de la asociación activista Rainbow.

Las detenciones se producen en medio de la preocupación de grupos de derechos humanos y activistas por la creciente intolerancia del Estado hacia la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB) en Malasia en los últimos años.

La homosexualidad es un delito importante en Malasia

Las relaciones (sexuales o no) entre personas del mismo sexo son ilegales en Malasia, aunque sí es verdad que no se suelen ejecutar muchas condenas por este delito. El país tiene un sistema jurídico dual, en el que las leyes penales y de familia islámicas aplicables a los musulmanes conviven con las leyes civiles.

Veinte personas fueron detenidas por delitos relacionados con la sharia, o ley islámica, durante una redada en un evento en Kuala Lumpur el sábado, según informó la policía del distrito en un comunicado.

Numan Afifi, un activista de los derechos LGTB que estaba entre los detenidos, dijo que se les acusaba de violar las leyes islámicas sobre el travestismo, el fomento del vicio y los actos indecentes en lugares públicos.

La sharia y la ley civil condenan este tipo de actos

Según afirma Afifi las autoridades identificaron a los musulmanes, pero además, la policía se encargó de separar para llevar a dependencias policiales a personas que no fuesen vestidas acordes con su género, o con el que los agentes de la ley pensaban que debería ser. Debemos pensar que la redada la hicieron en una fiesta de Halloween, lo que implica que muchas personas iban disfrazadas. Había personas disfrazadas de personajes femeninos y masculinos, pero eso no quiere decir que fueran travestidas. Habría alguna, por supuesto, pero evidentemente, no todas las que denunció la policía. 

La Sharia denuncia que una mujer se vista como un hombre, esto implica que se ponga simplemente, un pantalón, aunque sea de mujer, y tiene una pena de cinco años de cárcel. Pero también ocurre al contrario, el hombre jamás puede vestir ropa de mujer. La ley civil de comportamiento también castiga estos actos. 

La opresión en Malasia es brutal

El Departamento de Religión Islámica de los Territorios Federales no respondió de una manera inmediata cuando se le solicitó una explicación a estos hechos por parte de los agentes de policía, y además, los comentarios realizados no son muy contundentes. Por su parte, el líder del partido de la oposición, Charles Santiago, ha condenado las detenciones diciendo que las redadas lo único que persiguen es el acoso reiterado y desmedido a una comunidad que está siendo marginada en Malasia desde hace muchos años. 

Si lo pensamos, esta persecución contra la comunidad tiene mucho potencial para que aparezcan delitos de odio. Y es algo muy peligroso. 

La organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, afirmó en agosto en un informe de 71 páginas que los funcionarios del gobierno habían fomentado un clima hostil en Malasia mediante el uso de sanciones penales y programas destinados a «curar» a estas personas.

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