Es un hecho que siempre, los derechos trans, han estado en entredicho. Desde que el mundo es mundo. Tal vez ser podría disculpar la inactividad de las personas que han asistido, casualmente, a esta problemática entre mujeres trans y cis.
Pero esta suposición borra décadas de historia feminista.
Las mujeres trans participaron en el movimiento feminista hace medio siglo, y aunque algunas mujeres cisgénero se opusieron a su presencia, otras las acogieron. En los años 70, en Los Ángeles, el sello musical de mujeres lesbianas-feministas Olivia Records acogió a una mujer trans, Sandy Stone, en su colectivo como ingeniera de sonido, formando relaciones afectivas que perduran hasta hoy.
Olivia Records y la mujer trans
En otoño de 1978, Olivia Records organizó un concierto en Seattle como parte de su gira Varied Voices of Black Women. Pero a diferencia de las giras anteriores, fue, como dijo Stone más tarde, probablemente la única gira de música femenina que se hizo con una seguridad seria.
Antes de la gira, Olivia había recibido un chivatazo sobre un grupo lésbico-separatista llamado las Gorgonas. Las Gorgonas vestían de camuflaje, llevaban armas reales y habían amenazado con matar a Stone si venía a Seattle. Entonces, como ahora, algunas feministas se oponían con virulencia a la inclusión de mujeres trans como Stone en los espacios femeninos.
La relación de Stone con el colectivo Olivia comenzó en 1974, cuando éste necesitaba urgentemente una ingeniera de sonido. El colectivo, estrictamente femenino, se puso en contacto con otras ingenieras y le hablaron de Stone, que había trabajado con Jimi Hendrix antes de su transición.
El colectivo discutió seriamente si podía trabajar con alguien que fuera trans, pero se decidió que el compromiso de Stone con Olivia era más importante que su historia.
Las mujeres de Olivia no eran meras compañeras de trabajo; vivían juntas en casas compartidas en el barrio de Wilshire de Los Ángeles, y no se permitía la entrada de hombres. Todas estaban contentas de compartir este espacio femenino con una mujer trans.
Problemas en el paraíso
La primera vez que Stone fue consciente de que alguien podría objetar algo a su presencia fue cuando la feminista radical Janice Raymond envió a Olivia un capítulo de su tesis, publicada posteriormente como el libro El imperio transexual, en el que se nombraba a Stone. En él afirmaba que desempeñaba un «papel muy dominante» en Olivia, algo que era falso.
Stone dice que escribir esto decía más de Raymond que de ella, o de cualquiera de las mujeres involucradas en Olivia.
La discográfica empezó a recibir cartas de odio y amenazas de muerte, una experiencia que su fundadora describe como fea, destructiva y mezquina.
A pesar de esta avalancha, dice Stone, nunca sintió que las personas que escribían cartas a Olivia representaran la mayoría de las opiniones de la comunidad femenina.
A mi particularmente, me parece todavía increíble que esto, en nuestra época, ocurra. Las mujeres trans son mujeres, y el resto de nosotras debería darles el mismo respeto y trato que cualquiera de nosotras merece.
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