La historia está llena de nombres y biografías de personas que dejaron huella. Pero las más inspiradoras y fascinantes no nos las cuentan, sobre todo cuando están protagonizadas por mujeres fuertes, decididas y de armas tomar como Mademoiselle de Maupin.
Mademoiselle de Maupin: una vida de leyenda
Su nombre de nacimiento fue Julie d’Aubigny y nos remontamos al s. XVII. Era hija del escudero de Luis XIV, mientras que su madre falleció en el parto. Su padre, solo con una niña tan bonita como espabilada, le enseñó a montar a caballo, a manejar la espada, a pelear para defenderse y a cuidar caballos. Ya por aquel entonces prefería vestir como varón, y era un poco Arya Stark. Su padre, mientras tanto, estaba ocupado batiendo en duelo con los muchos pretendientes que le salían a una Julie ya adolescente. La joven, que era rebelde, con solo 15 años, se lioó con el conde de Armagnac, el jefe de su padre, quien para evitar problemas mayores, le concertó un matrimonio con Monsieur de Maupin. A Maupin se lo quitaron de en medio, mandándolo a las Américas, para que Julie y el conde pudiesen disfrutar el uno del otro. Al menos ese era el plan, pero Julie, ya oficialmente Madame de Maupin, era demasiado inquieta en todos los sentidos, y ni el conde, ni la vida palaciega le satisfacían.
Su vida en París
Se fue a París junto a su instructor de esgrima, con quien tuvo algún lío evidentemente. Para ganarse la vida empezaron a hacer exhibiciones de esgrima en la calle, pero la autoestima del instructor no pudo soportar que ella manejase mejor la espada, así que la abandon. Mademoiselle de Maupin quedó sola, así que empezó a hacer actuaciones de canto, a la vez que retaba a caballeros en duelo y les humillaba con canciones inventadas sobre la marcha.
Uno de aquellos días la escuchó cantar un cazatalentos, y le propuso que se hiciese cantante y actriz profesional en la ópera. A Julie le gustó la idea y, Un día, al finalizar una función, conoció una aristócrata y quedaron prendadas la una de la otra. Iniciaron un apasionado romance, algo que a los padres de la joven no les gustó nada, y decidieron encerrarla en un convento. ¿Qué hizo Mademoiselle de Maupin? En este momento puso en marcha una misión digna de las mejores películas de espías. Convenientemente, tomó los hábitos ella también, fingiendo arrepentimiento por sus pecados. Consiguió acceder al mismo convento en el que se encontraba su amante con el propósito de rescatarla y fugarse juntas. La historia se salió un poco de madre, con un incendio y la profanación de una tumba por medio. Se lió tan parda que Julie terminó con varias acusaciones encima, y la aristócrata, decidió volver al redil con sus padres.
Prima Donna en la ópera de París
Finalmente, Julie d’Aubigny consiguió hacer contactos y entro en la ópera de París, convirtiéndose en una de las prima donna más renombradas de la capital. Tenía solo 17 años. Mientras interpretaba en el escenario a las grandes heroínas más legendarias, en la calle, se vestía de hombre y buscaba peleas en las tabernas de París. Con unos hombres se batía en duelo con espada, y con otros en la cama. A veces las dos cosas. En cierta ocasión, se enamoró de una compañera de la ópera, pero no pudo aguantar que le diesen calabazas y trató de quitarse la vida.
Su vida transcurrió entre viajes, éxitos, amantes y mucha popularidad, hasta que conoció a la marquesa de Florensac, con quien sentó la cabeza. Se retiraron juntas a los campos de la Provenza y vivieron una intensa y bonita relación de dos años. Tristemente, la marquesa enfermó y falleció, dejando a nuestra querida Mademoiselle de Maupin totalmente destrozada. Nunca pudo recuperarse del todo, y decidió ingresar en un convento para alejarse del mundo. Murió a los 34 años, tras una vida que pronto se convirtió en leyenda. Theophile Gautier escribió su historia. Su vida también ha sido llevada al cine y la televisión.
¿Conocías a Mademoiselle de Maupin?
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