La plumofobia es un fenómeno ligado a la homofobia. Sin embargo, la primera es tan frecuente entre personas heterosexuales como dentro del propio colectivo LGBTQ. Así, las personas con pluma lo tienen realmente difícil en cualquier ámbito.

La plumofobia y los roles de género

Cuando hablamos de plumofobia, nos estamos refiriendo al rechazo expreso hacia personas que muestran comportamientos que rompen con los roles propios de su género. Es decir, es una reacción de desprecio y discriminación hacia mujeres masculinas y hombres afeminados. La homofobia está detrás de este problema, ya que de lo que se trata es de que no se note la homosexualidad. Lamentablemente, no es algo que ocurra únicamente en el mundo hetero, de hecho es algo muy común en el propio colectivo, donde las personas con pluma se encuentran muy estigmatizadas. En el mundo gay es mucho más grave, porque se manifiesta un rechazo abierto hacia hombres cuyo aspecto físico, lenguaje corporal o forma de expresarse no puede pasar por hetero.

La publicación Gay Times llevó a cabo un estudio en California y Reino Unido y según el resultado, el 57% de los gais masculinos, pensaban que los hombres afeminados suponían una mala reputación para su colectivo. Para conseguir estos datos se entrevistó a 280 hombres gais y se compararon las respuestas del grupo straigth-acting (los que actúan como heteros), con los demás participantes de la encuesta. De este grupo, un 35% se identificaba más con los heteros que con su propio colectivo.

Este estudio se hizo solo entre hombres gais, ya sabemos que las lesbianas están invisibilizadas. ¿Se pueden aplicar los resultados a las mujeres? Las lesbianas con pluma también son víctimas de discriminación, pero no son tan rechazadas dentro de su propio colectivo. Aun así, es frecuente escuchar calificativos como “bollera”, “camionera”, “marimacho”, etc. También las personas heterosexuales pueden tener pluma, evidentemente. Pero son los gais y las lesbianas quienes más cuestionan los estereotipos vinculados a los roles de género.

Sexismo y patriarcado

La plumofobia existe porque vivimos en una sociedad patriarcal y muy sexista. El género nos encasilla de una forma tan limitante que si nos salimos de lo que se espera de nosotras, podemos sufrir una brutal discriminación. En los casos más graves, las personas afectadas han llegado a iniciar un proceso de reasignación de género, para años más tarde darse cuenta de que no eran realmente trans, sino personas homosexuales con pluma queriendo ser aceptadas.

Muchas personas del colectivo se sienten acomplejadas por su pluma, y por supervivencia tienen que fingir, controlar como hablan o como se visten, para comportarse como una persona hetero. Otros se acogen al no binarismo, una opción que parece ofrecer algo más de libertad. Aunque no deja de un parche ante el grave problema que es la plumofobia.

La sociedad machista necesita marcar de forma clara y contundente los límites de lo femenino y lo masculino. Se hace desde que a las niñas recién nacidas nos perforan las orejas para colocarnos unos pendientes y diferenciarnos de los bebés varones. Por desgracia, no parece que la cosa vaya a cambiar a corto plazo. De hecho, la plumofobia y la homofobia están generando reacciones cada vez más violentas.

¿Te sientes tú igual de pesimista al respecto? Déjanos tu opinión aquí abajo.