La homofobia interiorizada es un problema muy serio que puede afectar a una persona a muchos niveles. Está relacionada con conductas, emociones y pensamientos de rechazo hacia la propia orientación sexual. Eso hace que se tienda a ocultar, a veces durante toda la vida.
Autoengaño y negación
Un problema añadido de la homofobia interiorizada es que es difícil de diagnosticar, ya que tiene un fuerte componente de autoengaño. Si la persona no se reconoce como homosexual, tampoco será capaz de reconocer que hay un rechazo hacia dicha orientación sexual. Estas personas sienten que la sociedad en conjunto va a rechazarle, por lo que asume e interioriza que tiene que esconder a toda costa esa parte de su identidad. Con el tiempo puede desarrollarse un mecanismo de negación que realmente le hace convencerse de que puede encajar como persona heterosexual.
Esto tiene un impacto muy dañino en la persona afectada, ya que no puede desarrollar una vida plena. Tiene siempre la sensación de que debe estar ocultado una parte importante de sí por miedo al rechazo. Esto va unido a sentimientos muy negativos de vergüenza y asco hacia uno mismo, algo que deriva en graves problemas de autoestima y cuadros de ansiedad y depresión. En los casos más graves, puede conducir al suicidio. Algunas personas optan por someterse a una transición de género, para poder llevar una vida como persona heterosexual. Este fenómeno es muy común en países donde la homosexualidad está muy perseguida, especialmente la masculina.
Origen de la homofobia interiorizada
La homofobia interiorizada tiene varios orígenes. El primero es la familia. Las personas homosexuales que viven en un entorno familiar homofóbico aprenderán que es una orientación sexual poco aceptada. Ni siquiera es necesario hacer comentarios directos y explícitos, a veces basta con reír un chiste rancio o burlas sutiles, hacia la gente con pluma, por ejemplo. Los estereotipos de género también juegan su papel tóxico en el aprendizaje, en esta etapa tan delicada. El colegio es otro de los ambientes que pueden abocar a una persona a desarrollar una homofobia interiorizada. Lamentablemente, el bullying por motivos de orientación sexual sigue siendo bastante habitual en los colegios, sobre todo cuando alguien no se comporta según los roles masculinos o femeninos que se espera de él o de ella.
Por último, está la sociedad en sí misma, que a pesar de los avances, también deja entrever cierta homofobia latente. Las relaciones entre personas del mismo sexo no están normalizadas, y aún se oyen expresiones como matrimonio homosexual, o pareja lésbica (¿por qué esa necesidad de marcar la diferencia?). Además, la calle sigue siendo un lugar hostil y los comentarios o miradas impertinentes están a la orden del día.
Estos tres ambientes provocan en la persona lo que se conoce como trauma relacional. Esto da lugar a una profunda herida de rechazo. Los niños y las niñas intentan sobrevivir a estos ambientes en los que el rechazo se manifiesta de forma continua, y para ello absorben una parte llena de asco, vergüenza, crítica y autorrechazo. Poco a poco aprenden a odiarse y a ocultarse para llevar una vida sin conflicto. Consiguen disociarse del niño interior que sigue ahí lleno de dolor y frustración. A menudo, para descargar la rabia del trauma, estas personas descargan la ira proyectando ese odio en los demás. Por eso muchas personas con conductas profundamente homófobas, ocultan a su vez su propia orientación sexual.
Un problema realmente triste provocado por entornos intolerantes. Si crees que puedes tener homofobia interiorizada, no dudes en acudir a terapia, para recuperar tu vida y tu felicidad.
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