¿Cuántas científicas lesbianas conoces? La ciencia es un terreno absolutamente patriarcal. Aun bien entrado el siglo XXI, los datos son realmente devastadores: solo tres de cada diez investigadores son mujeres. Si hablamos de personas LGBT, la situación aún empeora más. Las mujeres en ciencia sufren el fenómeno del techo de cristal. Aunque en las universidades, las cifras entre hombres y mujeres son similares, incluso con un porcentaje ligeramente superior de presencia femenina, a la hora de acceder al mundo laboral, se encuentran barreras que les impiden alcanzar puestos relevantes. Si hablamos del colectivo LGBT, la invisibilización es total, tanto para ellos como para ellas. A lo largo de la historia de la ciencia, apenas se han conocido científicos o científicas no heterosexuales, lo que significa que muchos han tenido que vivir en la clandestinidad.
Científicas lesbianas que pasaron a la historia
Según Pride in STEM, una asociación benéfica que brinda apoyo a científicos de todo el mundo desde Reino Unido, el 28% de ls personas LGBT del mundo científico reconocen haber dejado sus trabajos, a causa de la hostilidad en el entorno laboral. Esto es muy grave, no solo para las personas afectadas que sufren esta discriminación, si no para evolución conjunta del ser humano. ¿Cuánto más avanzado estaría el mundo si no se hubiesen puesto trabas a las ideas y al talento de tantas personas?
Por eso hoy queremos recordar a un par de científicas lesbianas que han conseguido grandes logros para la humanidad.
Sally Ride
Sally Ride fue la primera mujer estadounidense que viajó al espacio (la primerísima fue la soviética Valentina Tereshkova). También se la reconoce por haber sido la primera astronauta lesbiana de la NASA, aunque su orientación sexual no se conoció hasta el día de su funeral. Falleció con solo 61 años, en 2012, a causa de un cáncer de páncreas. Fue su hermana quien desveló el dato que había mantenido oculto, cuando se refirió a Tam O´Shaugnessy como su pareja. Tras terminar sus estudios de física, respondió a un anuncio donde solicitaban tripulantes para una misión espacial. Fue seleccionada y en 1978 ingresó en la NASA. Viajó en varias ocasiones al espacio a bordo del transbordador Challenger.
Sally estuvo casada con Steve Hawley, tambíen astronauta, de quien se divorció en 1987. Después inició una relación con Tam, una profesora universitaria, y estuvieron juntas 27 años, hasta la muerte de Sally. Sus compañeros de excepción nunca supieron que vivía en pareja con otra mujer. Celebramos los logros de Sally, pero es triste que tuviese que pasar su vida en el armario para poder crecer en su carrera.
Sara Josephine Baker
La segunda de las científicas lesbianas que queremos recordar es Sara Josephine Baker, (que no tiene nada que ver con nuestra querida Josephine Baker, la artista). También estadounidense, fue doctora y consiguió ser reconocida por sus estudios para reducir la mortalidad infantil. Trabajó para mejorar la salud de los niños y los inmigrantes que vivían en los barrios más desfavorecidos de Nueva York. Baker fue la primera mujer de Estados Unidos en recibir un doctorado en salud pública. También fue la primera en dirigir el Bureau of Child Hygiene de Nueva York.
Además, tuvo un papel muy importante en la lucha contra las epidemias de la época (hablamos de principios del siglo XX), como por ejemplo, el primer brote de fiebre tifoidea. Pero Sara, aún hizo mucho más. Acostumbraba a vestir con trajes masculinos y corbata, rompiendo con los estereotipos de género. Fue una gran activista feminista y, por su puesto, sufragista. Participó en la primera marcha feminista celebrada en el país. Una mujer genial, sin duda. Baker consiguió vivir sin ocultar su homosexualidad y fue pareja durante muchos años de la escritora Alexa Ross Wylie.
Estas son dos de las científicas lesbianas más conocidas. Habrá muchas más, pero permanecen invisibles.
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