El miedo a comprometerse es algo cada vez más habitual en las relaciones actuales, aunque pocas personas son capaces de reconocerlo abiertamente. Hoy día es difícil encontrar a parejas consolidadas que duren en el tiempo, y eso se debe en parte a este temor a comprometerse.

¿Qué es el compromiso, exactamente?

La primera pregunta que hay que hacerse al respecto es, ¿qué es el compromiso? Según como lo entienda cada persona, será más o menos reticente a ello. Si consideramos que comprometerse con alguien significa perder libertad, evidentemente no te va a apetecer mucho. Aquí entrarían esos chistes tan hetero sobre ‘cazar’ a un soltero, y demás bromas sin gracia que dan a entender que tras firmar los papeles del matrimonio la vida va a ser una cárcel. Otras, sin llegar a ese extremo, sienten que el compromiso significa atarse a otra persona, o que supone hacer una promesa a alguien que no se va a poder cumplir.

La palabra compromiso hoy día parece tener muchas connotaciones negativas, sobre todo en estos tiempos de amor líquido. El amor líquido es un concepto acuñado por el sociólogo Zygmunt Bauman que hace referencia a la fragilidad de los vínculos actuales. Todo ello en un marco social donde el consumismo es el centro de nuestras vidas, y pro lo tanto, tendemos a valorar lo fugaz, lo que nos satisface de forma instantánea y momentánea. Después, todo es desechable.

Sin embargo, comprometerse no tiene nada de negativo. Significa que se está dispuesta a estar ahí para cuando haga falta, para sostener la relación, para regarla día a día hasta que florezca, y cuidarla con cariño. Lo de que ‘hasta que la muerte nos separe’ podemos dejarlo atrás, que sí que suena un poco a condena. Podríamos cambiarlo por ‘hasta que el amor nos mantenga unidas’. Pero el problema es que luchar por una relación requiere más esfuerzo que encontrar una pareja nueva. Solo hay que instalarse una app, chatear un rato, y ver si surge la chispa, con toda adrenalina de los inicios. Así, de paso, si tenemos cosas que reparar en nosotras mismas, podemos ignorarlo. Porque sí, amiga, una relación a largo plazo implica autorrevisarse, trabajar en nuestra gestión emocional y madurar a nivel psicológico.

El miedo a comprometerse y la inteligencia emocional


El miedo a comprometerse existe, precisamente, por falta de inteligencia emocional y autoconocimiento. Son dos cosas que no nos enseñan durante la infancia, aunque sería muy útil que lo hiciesen. Desarrollar esa parte de nosotras mismas requiere trabajo y en ocasiones, también terapia. Pero resulta que, a menos que seas una persona de naturaleza introspectiva, por lo general la gente no está acostumbrada mirar hacia adentro. Y no nos conocemos, desarrollamos inseguridades que al final terminamos proyectando en los demás. Por eso tenemos miedo al compromiso. ¿Y si nos hacen daño?


¿Te identificas con esto? No te agobies, el miedo a comprometerse le ocurre a casi todo el mundo en algún momento de su vida. El compromiso tampoco es obligatorio, pero nunca está de más saber las causas por las que lo rechazamos. A veces este temor a establecer lazos sólidos, se disfraza de amor libre, poliamor y liberación sexual. Que está muy bien que cada uno se platee las relaciones de una forma menos convencional pero, ¿y si hay otra cosa detrás de eso? ¿Te lo has preguntado? El autoconocimiento siempre es una inversión a futuro.

¿Cuál es tu opinión sobre esto del compromiso y las relaciones ‘líquidas’?