Fe y libertad. Un amor de clausura, es el título de un documental recién estrenado y que nos vuelve a llevar al amor entre mujeres dentro del convento. Está basado en una historia real contada en primera persona por las propias Fani y Marita. Es la narración de dos huidas, la primera hacia la Iglesia, para dejar atrás a unas familias violentas y un pueblo donde no tenían futuro. La segunda, desde sus conventos, que resultaron ser igual de oprimentes que sus casas, hacia la libertad y hacia los brazos de la otra. La historia, además, tiene un final feliz.

Cristianismo y homosexualidad

Hoy día Fani y Marita, dos exmonjas nacidas en Croacia, siguen juntas y han querido compartir su intensa, dramática y tierna historia de amor. Decidieron colgar los hábitos hace mucho para poder vivir libremente su amor. Recordemos el caso de la abadesa lesbiana Benedetta Carlini, cuya biografía acaba de llevarse también al cine. Benedetta fue condenada a principios del siglo XVI por su ajetreada vida sexo afectiva dentro del convento. Aun en nuestros días, el binomio homosexualidad y cristianismo es muy complicado, a pesar de que la institución trata de dar tímidos pasos hacia una mayor aceptación y tolerancia.

En Cataluña se creó, en 1990, la Asociación Cristiana de Lesbianas, Gais, Transsexuales y Bisexuales (ACGIL), que sigue activa y de hecho, ha querido participar en la proyección de este documental en Cinemas Girona. El documental está dirigido por Ivana Marinic Kragic, que cuenta con premios como el de Mejor Película en el Festival Internacional de Documentales Zagreb Dox o el Lateral/LGTBIQ+ en el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires.

Fe y libertad. Un amor de clausura: la historia de Fani y Marita

Fe y libertad. Un amor de clausura, comienza en los años 1990, cuando Fani y Marita eran niñas. Ambas nacieron en el seno de familias desestructuradas, donde había problemas de alcoholismo, abusos, conflictos y dolorosas ausencias. Fani vivía en la isla de Korcula y su única opción de futuro era convertirse en madre antes de los 20. Marita fue consciente de su orientación sexual desde muy joven, así que sabía que, en la sociedad croata, su vida adulta estaba destinada a ser solitaria. Así que la Iglesia se presentó para ellas como la única vía de escape. Ingresaron en conventos distintos, como postulantes, o monjas en formación. Tuvieron relaciones íntimas con otras monjas que no terminaron nada bien. Fani se involucró con una novicia que se obsesionó con ella y no le permitía dejar la relación. Marita por su parte, fue víctima de un fuerte chantaje emocional por parte de su compañera de convento. El estrés le hizo perder 15 kilos.

Aunque una estaba en Split y la otra en Zagreb, coincidieron en uno de los cursos de formación anuales. Fue un flechazo, aunque después de aquello siguieron con sus vidas. Se reencontraron años después cuando Fani había dejado el convento después de una crisis de fe, y esta vez se decidió a confesarle que sentía cosas por ella.

Marita también sentía mariposas en el estómago, y reconoce que esto la distraía de sus tareas diarias en el convento. Esto le hizo dudar sobre su futuro, pero se convenció de que Dios había puesto a aquella mujer en su camino por algún motivo. Así que lo interpreto como una señal y eligió a Fani. Hoy día viven juntas en Korcula, y siguen siendo creyentes, pero solo van a la iglesia cuando está vacía.

Fe y libertad. Un amor de clausura‘, no se proyecta en cines, pero se puede ver en Filmin hasta el 4 de junio. ¿Tú ya la has visto?