Hoy toca navegar en el pasado para recordar a la gran Gloria Fuertes, uno de los iconos lésbicos de España. No tuvo en vida la fama que merecía, al menos en toda su dimensión como poeta, pero en los últimos años, algunas voces están dando pasos para destacar su aportación a la literatura. Fue una mujer que hizo siempre lo que quiso, valiente, decidida, aunque no lo tuvo fácil.

Una mujer adelantada a su tiempo

Fue motera, feminista, abiertamente lesbiana, cuenta cuentos, famosa en televisión, solitaria pero enamoradiza y fumadora empedernida. Nació en Madrid en 1917 en una familia muy humilde del barrio de Lavapiés. Empezó a escribir cuentos y a ilustrarlos con solo cinco años, aunque a su familia no le convencía ese gusto por las letras.

Con solo catorce años publicó su primer poema titulado Niñez, juventud, niñez. Estudió en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer donde se formó en Taquigrafía, Mecanografía, Higiene y Puericultura. Era todavía muy joven cuando fallece su madre y tiene que comenzar a trabajar como contable, aunque nunca dejó de escribir poemas. En aquellos años empezó a dar recitales en la radio. En 1945 se estrenaron algunas de sus obras en teatros de Madrid, porque Gloria, además de poesía, escribía teatro, cuentos y artículos de prensa para niños y jóvenes. Organizó la primera Biblioteca Infantil ambulante por pueblos de España para dar acceso a la literatura a las zonas más rurales.

Su periodo televisivo la convirtió en un personaje famoso. En 1974 se incorporó al programa infantil Un globo, dos globos, tres globos. También participó en La mansión de los Plaff, y La Cometa Blanca. En la segunda mitad de los años 70 y en la década de los 80 fue una estrella en televisión y en radio, hasta el punto de que la gente la paraba continuamente por la calle. Sí, aquí se hizo conocida por su papel de declamadora de poemas infantiles en la pequeña pantalla, su imagen en el extranjero era muy diferente.

Gloria Fuertes en el extranjero

Fuera de nuestras fronteras, a Gloria se la veía como una poeta imprescindible de la posguerra española. En Estados Unidos hay una docena de estudiosos especializados en su figura, y decenas de tesis doctorales. En Noruega, es tan querida que su imagen apareció en los aviones de la flota Norwegian Airlines. Su poesía social ‘adulta’, su militancia en las esferas literarias y su estilo particular ha sido más valorado fuera de España. Aunque aquí, sin duda fue muy querida.

Su gran amor fue Phyllis Turnbull, una erudita norteamericana, hispanista, a la que Gloria Fuertes conoció en la sede madrileña del Instituto Internacional, donde fue a estudiar biblioteconomía e inglés. Ahí empezó una historia que duró 15 años. Nunca ocultó su orientación sexual, y en su obra habla de amor con frecuencia, autodefiniéndose como ‘patrona de los amores prohibidos’. Gracias a Phyllis obtuvo una beca Fulbright y se convirtió en profesora universitaria de español en Estaos Unidos durante tres años. La relación se rompió en 1970, y Phylis murió un año después, una tragedia que dejó a Gloria muy deprimida. Una tristeza que dejó plasmada en sus poemas. ‘Estoy más sola que yo misma’, escribió.

Gloria Fuertes murió en Madrid a los 81 de cáncer de pulmón y legó todos sus bienes a los niños necesitados.