En torno a la virginidad (la femenina, por supuesto), existe todavía demasiada desinformación que venimos arrastrando desde hace siglos. Sería lógico pensar que un concepto tan antiguo está más que superado por las nuevas generaciones, pero nada más lejos de la realidad. Lo sí ha cambiado es la cualidad que se le otorga.

La virginidad es un constructo social

En otros tiempos, las mujeres, que se conservaban puras e intactas, tenían un mayor valor social, mientras que las gozaban de su vida sexual libremente, eran objeto de escarnio y deshonra familiar. Hoy día, para algunas chicas, significa justo todo lo contrario, y desean perder la virginidad cuanto antes. Pero, ¿qué se pierde exactamente? ¿Qué es la virginidad? ¿Y tiene algo que ver con las lesbianas?

La virginidad no es nada más que una construcción social. Un mito, una invención patriarcal para controlar la sexualidad de las mujeres. No es un concepto que se pueda medir y cualificar, incluso desde el punto de vista médico es demasiado ambiguo, y ya no digamos socialmente. La definición de virginidad depende totalmente de las convenciones sociales de cada momento y de las creencias personales de cada una. No es un concepto demostrable, ni siquiera científico. Y a pesar de todo se sigue utilizando como una medida para determinar el valor de una mujer.

La virginidad suele hacer referencia exclusivamente al himen, este tejido membranoso, que parece ser la clave de todo. Entonces, se considera que una mujer es virgen si tiene el himen intacto, aunque haya realizado otras prácticas sexuales. Incluso hay lesbianas que rechazan la penetración y se consideran vírgenes, incluso habiendo tenido una vida sexual de lo más completa y ajetreada. Ahí nos damos cuenta de que no tiene que ver tanto con la sexualidad como con la posesión a través del coito. ¿Deja de ser virgen una mujer después de usar un dildo por primera vez? La respuesta depende de a quién le preguntes.

¿Y qué pasa con el himen?


En cuanto al himen, ni siquiera está presente en todas las vaginas, ni es una membrana que impide el paso, como algunas personas creen. Este tejido no se rompe con la penetración, solamente cede, se estira o se da de sí y a veces esto ocurre de forma natural durante la vida cotidiana, haciendo deporte, caminando, en una exploración ginecológica. Así que no hay ningún cambio en el físico, porque no se pierde ni se rompe nada. Si hay mujeres que sangran es por la falta de lubricación y la impaciencia de sus parejas. Punto.

El concepto de la virginidad también es homofóbico (aquí queríamos llegar). Por un lado, esa idea de que el coito con un pene corrompe el cuerpo ha provocado que el sexo entre dos hombres haya sido, históricamente, objeto de reacciones muy violentas. A la vez, la ausencia de pene en la interacción, ha minimizado la importancia del sexo entre dos mujeres. Todavía hay quien considera el sexo lésbico como un sexo «no pleno» inocente, y de alguna manera un poco frustrante para las involucradas.

¿Qué opinas tú de todo esto? Sea como sea, no te dejes limitar por la vieja idea de la virginidad. La vida está llena de muchas primeras veces.