Hay un famoso dicho: «No hay jerarquía de sufrimiento». Esto es especialmente cierto en el caso de las rupturas, el gran igualador. No siempre podemos predecir cómo nos afectarán, ni correlacionar la duración de la relación con el dolor que podamos sentir. Sin embargo, hay algo distinto en las rupturas entre lesbianas, creo, como alguien que se identifica como tal. No es peor, sino diferente. Desde las desalentadoras representaciones de los medios de comunicación del desamor sáfico hasta la homofobia familiar y social, hay muchas razones por las que las rupturas entre lesbianas pueden ser especialmente difíciles. Sin embargo, hay muchas cosas que están cambiando en el mundo para que, cada vez más, esto no tenga que ser así. 

Cómo experimenté yo las rupturas entre lesbianas

Cuando era adolescente y empecé a comprender que me atraían las mujeressentí que era la única en el mundo. A mi alrededor nadie era lesbiana, ni siquiera algo parecido. Aparecían algunas en la tele, pero eran mucho mayores que yo. Cuando conocí a mi primera novia a los 18 años -que, por cierto, fue la primera lesbiana declarada que conocí- sentí que lo imposible se hacía posible. Nuestra relación era una realidad con la que había soñado en secreto, pero que parecía inalcanzable. Creo que esa es una de las razones por las que me sentí tan desolada cuando rompimos un año después. 

Sentí que algo que había esperado tanto tiempo se había hecho añicos. Además, pensaba que nunca volvería a conocer a otra mujer. En los años siguientes siempre me fijaba en chicas inalcanzables. Algunas aún no habían salido del armario y observé cómo pasaban por las dificultades que yo atravesé en mi adolescencia, desde la confusión hasta la vergüenza. Algunas lo lograron y salimos juntas, otras me dijeron que simplemente no les gustaban las chicas.

Esto agravaba la sensación de que había algo mal en mí. Cada vez que ocurría me sentía más sola. Eso es lo que generaron en mi las rupturas entre lesbianas. 

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No era la única que me sentía así. Años más tarde conocí a Sara, otra homosexual que vivía cerca, pero que tampoco conocía a ninguna mujer gay. Ella me contaba que también, cuando veía en la televisión las pocas rupturas entre lesbianas que se veían en los 80 se sentía muy dolida y que le generaba un malestar muy grande. Siempre tenía en mente que ese trauma era inevitable y pensaba que es algo que al final interiorizas. Y luego, cuando se produce una ruptura, la inevitabilidad se hace manifiesta. Hoy en día creo que los medios de comunicación han cultivado un cierto estereotipo sobre las relaciones lésbicas. A menudo presentan las rupturas entre lesbianas como un acontecimiento devastador, con mucho anhelo, obsesión y arrepentimiento después del hecho
Según Nicholas Rose, psicoterapeuta que trabaja especialmente con personas en relaciones homosexuales, es habitual que las personas homosexuales se sientan distanciadas de sus familias durante una ruptura por vergüenza o falta de aceptación. Además, si tu propia familia no acepta tu sexualidad, es posible que hayas formado un fuerte vínculo con la de tu pareja, solo para perderlo también cuando rompéis, añade. Y eso duele mucho. 
Pero cuéntame, ¿cómo has vivido tú la ruptura entre lesbianas?