Ser lesbiana estuvo bien visto en el pasado, concretamente en el siglo XIX. Después, la sociedad dio un paso atrás y hubo que recuperar lo perdido, Pero durante un tiempo, las mujeres pudieron amarse entre ellas sin restricciones. El fenómeno se dio en muchos puntos del mundo, y mientras la homosexualidad masculina era duramente perseguida, las relaciones lésbicas estaban tan invisibilizadas que podían darse a vista de todos sin que ello despertase sospechas.

Amigas muy devotas


Por ejemplo, en ese siglo en los Estados Unidos estaba normalizado que dos mujeres hiciesen vida en común y viviesen juntas en la misma casa. Este amor entre ‘amigas’ se consideraba como algo muy virtuoso. Experimentar sentimientos tan profundos por otra mujer estaba bien visto. Incluso eran un mejor partido si estaban en edad de casarse.

Sin embargo, muchas de estas parejas de amigas, no se limitaban a bordar sentadas la una junto a la otra, o a cocinar pastel de manzana. De esta época se conservan miles de testimonios en forma de cartas, que podrían dar para una novela erótica. Lo que la sociedad entendía como devoción y amor puro se convertía, de puertas para adentro, en alto voltaje.

Es una de las pocas ventajas que han tenido las mujeres lesbianas a lo largo de la historia. La idea falocentrista de que no es posible el sexo sin un pene involucrado, hizo que las relaciones entre mujeres pasaran desapercibidas. Los revolcones que se daban dos ‘amigas’ en la cama, se consideraba como algo inocente, infantil, que ni tan siquiera era sexo. Un prejuicio que pudieron aprovechar a su favor.

Las bostonianas

La hermana de Henry James era lesbiana y convivía con su pareja. Interesado por estas mujeres, escribió ‘Las bostonianas’ creando el concepto de ‘matrimonio bostoniano’, del que ya hemos hablado alguna vez. Estos matrimonios permitieron a muchas mujeres librarse del yugo patriarcal y de matrimonios heterosexuales que las relegaban a ser sumisas a un hombre. Las bostonianas prosperaban, eran cultas, podían acceder al mundo laboral y eran libres de tomar sus propias decisiones. A Henry James le parecía muy bien todo esto, pero también pensaba que lo que había entre estas mujeres era una amistad muy pura. Angelito…

Un poco más tarde en Europa, se estrenaba la primera película lésbica de la historia del cine, titulada ‘Mädchen in Uniform’. Esta película también contiene el primer beso lésbico del cine, entre una alumna y su profesora. Hablamos de esta película aquí. A principios de siglo XX, antes de las guerras y el nazismo, las mujeres podían relacionarse afectiva y eróticamente con bastante libertad.

Ser lesbiana en Japón

También a principios del siglo XX, ser lesbiana se puso casi de moda en Japón. El empezado Taisho Tenoo, que era un gran viajero y tenía una mente muy inquieta, importó algunas ideas occidentales a su país. De forma soterrada se promovían las relaciones entre mujeres. La literatura comenzó a plagarse de historias lésbicas y las relaciones entre chicas se normalizaron. De aquello salió el género Yuri, especializado en relatos lésbicos.

Pero poco a poco las cosas fueron cambiando, y se produjo un retroceso social, cultural y político. Aquellos besos tan en la boca entre ‘amigas’ , empezaron a estar mal vistos. Afortunadamente en el transcurso de este último siglo, el hecho de ser lesbiana está totalmente normalizado.

Pero como dijo Simone de Beauvoir estos derechos nunca se deben dar por adquiridos: “debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida”.