Caer en una relación dependiente es mucho más frecuente de lo que pensamos. Lamentablemente, el planteamiento actual de las relaciones de pareja no es muy saludable y ni siquiera las parejas no heterosexuales consiguen librarse de determinados patrones. Las relaciones con dependencia emocional son muy complejas, ya que a menudo se genera un vínculo co-dependiente, es decir, mientras una es sumisa, otra es dominante y lleva el control, peor incluso la parte dominante necesita de la sumisa para reafirmar su propia identidad y autoestima.
¿Cómo identificar si estamos en una relación dependiente? Generalmente, siguen los siguientes patrones.
Seducción
La necesidad de encontrar una pareja es tan fuerte que se tiende a la idealización y a las falsas expectativas. Si la otra parte tiene rasgos narcisistas, encontrará en la dependiente a su media naranja y se encargará de hacer un bombardeo de amor tan increíble que su ‘víctima’ caerá enamorada sintiendo que todos sus sueños románticos se han cumplido con esta persona. Esta fase es romántica, detallista y maravillosa, y es el momento en el que se producen un fuerte enganche emocional.
Sumisión
En esta etapa de la relación dependiente, la parte dominante se convierte en el centro de la pareja. Sus deseos y necesidades son lo más importante utilizará chantaje emocional y técnicas de manipulación para conseguir lo que quiere. La dependiente hará todo lo posible por satisfacerle, porque ansía más que nada en el mundo que todo vuelva a ser como al principio. En muchos casos, entra en juego una especie de ‘cal y arena’, que desconcierta profundamente a la persona dependiente y que la mantienen en una montaña rusa de emociones que genera en el cerebro unos cambios químicos similares a los de una adicción.
Deterioro de la relación dependiente
La persona dependiente en la relación llega a un punto de que está completamente anulada. Su compañera se ha convertido en el centro de su vida y sus preocupaciones y en el camino, se ha perdido a sí misma. A la vez, la ruptura le da tanto miedo que es capaz de aguantar humillaciones y desprecios, porque aún espera que su pareja vuelva a mostrarle su mejor cara, la de la fase de seducción. Su autoestima estará también muy deteriorada y puede que caiga en depresión sin ser consciente del todo del origen del problema.
Ruptura
A veces, con suerte, una gota colma el vaso y se produce la ruptura por decisión de la persona dependiente. Otras, es la parte dominante la que decide descartar a su víctima, probablemente porque ha encontrado un remplazo que considera mejor. Pero en ocasiones, es necesaria la ayuda de un profesional, que pueda guiarle en un camino difícil. Salir de una relación dependiente y tóxica es complicado y el proceso puede estar acompañado de un trauma de mayor o menor duración.
Si te has sentido identificada con alguno de estos puntos, no dudes en hablarlo con tu entorno, apoyarte en tus seres queridos y si es necesario acudir a terapia. Si eres una persona con tendencia a la dependencia emocional es fácil que vuelvas a caer en esta dinámica. Por eso lo recomendable es que un profesional que ayude a encontrar las herramientas necesarias para poder construir relaciones igualitarias y saludables.
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