La homosexualidad en la realeza a fecha de hoy sigue siendo un gran tabú. Hasta tal punto que apenas tenemos noticias de miembros de cualquiera de estas instituciones fuera de la heteronorma. Y por simple estadística, tiene que haber unos cuantos gais y lesbianas de sangre azul. Pero el armario cerrado a cal y canto parece ser el precio a pagar por formar parte de una institución, por otra parte bastante arcaica. Si el príncipe Harry y Meghan Markle han renunciado a la realeza para construir una vida más libre, también pueden hacerlo todos aquellos que no estén dispuestos a vivir una vida y un matrimonio de mentira.

La homosexualidad en la realeza a debate

El caso es que en Países Bajos se ha producido un interesante cambio en este sentido. Han decidido aceptar la homosexualidad en la realeza. El primer ministro holandés aseguraba hace unos días que la heredera al trono del país, podría casarse con otra mujer, y así lo desea, sin que ello conlleve la pérdida de sus derechos dinásticos. Una medida muy interesante con la que parecen estar intentando adaptarse a los nuevos tiempos, y que las casas reales parezcan menos casposas a ojos del pueblo. Este anuncio de Mark Rutte, el primer ministro, hacía referencia específica a la princesa Catalina Amalia Orange, en respuesta a una pregunta parlamentaria que se le formuló al Gobierno.

La duda no es casual sino que llegó motivada por una polémica que se viralizó en el país tras la publicación de un libro titulado  «Amalia, de plicht roept» («Amalia, el deber te llama»), de Peter Rehwkinkel. En esta publicación se hablaba de la heredera, que está a punto de cumplir 18 años y cuyo ascenso al trono presentaría una situación jurídica problemática en el caso de que decidiese comprometerse con otra mujer. Todo ello sin que la pobre Amalia se haya pronunciado siquiera acerca de su orientación sexual. O sea, que no sabemos si es lesbiana, bisexual o hetero. El caso es que hasta ahora, los miembros de la casa real que se casasen con alguien de su mismo sexo, debían renunciar al trono. Pero la joven Catalina Amalia, será aceptada como reina sea cual sea su orientación sexual. Quizá siente precedente en otras casas reales y empiecen a verse más coronas LGBT.

El problema de los hijos herederos

En cualquier caso, según la ley de Países Bajos, los matrimonios de los herederos al trono tiene que ser aprobados pro el pleno del Parlamento. La idoneidad de la pareja se somete a votación y los parlamentarios podrían vetarlo si considerasen que la decisión no es conveniente. Así pues no todo estaría cantado para Catalina Amalia, que no sabemos si es hetero o no, pero al menos sabrá que la homosexualidad en la realeza está dejando de ser un tabú.

En cuanto a los hijos de parejas reales homosexuales, es otro problema a resolver. Según la constitución del país, la sucesión es hereditaria, igual que en España. Es decir, hereda los hijos biológicos concebidos por el matrimonio. Una idea simple y desfasada en una época en la que el concepto de familia es mucho más amplia. Ante esta duda, Rutte, el primer ministro solo ha explicado que tendrá que quedar claro quiénes son los hijos del matrimonio entre dos personas del mismo sexo, y que de darse el caso, tendrían que llegar a un acuerdo.  La cosa se complica si hablamos de adopciones, maternidad subrogada o donantes de esperma. Sin embargo, la cuestión está abierta a debatirse cuando llegue el momento, lo cual parece un gran paso.

La pregunta es, ¿caerá la monarquía antes de que lleguemos a ver a un rey o una reina homosexuales?