El maltrato entre lesbianas se suele sacar a relucir de forma estratégica con la intención de restarle gravedad a la violencia machista que muchos hombres ejercen sobre sus parejas femeninas. Lo mismo pasa con los casos en los que es la mujer la que ejerce violencia sobre el varón. Se utilizan para reforzar el manido ‘not all men’.
La invisibilización del maltrato entre lesbianas
Pero un pseudo argumento tan absurdo como afirmar que el racismo no existe porque hay blancos discriminados por otras razas, o se discriminan entre sí. El problema aparece cuanto estas violencias menos visibles se usan como un arma arrojadiza para minimizar un problema social tan grave y arraigado como el machismo que deriva en maltrato y en los peores casos, en feminicidio. Como mujeres sororas y feministas no queremos que esto pase, pero no justifica que se silencien otras realidades. Porque deja sin protección y en una situación extremadamente vulnerable a las personas que sufren esas violencias que se salen de la estadística.
Otro error frecuente, por parte de algunas voces del feminismo, es el no prestar atención a estas violencias, para centrarse en las que están vinculadas con el sistema patriarcal. El maltrato entre lesbianas no encaja en esa categoría, ya que no suele estar motivado por actitudes machistas. Aunque por el contrario, también hay quien apunta a que estos comportamientos están originados en la reproducción del modelo de dominación patriarcal. También al mito del amor romántico de la que tampoco se libran las lesbianas. Incluso hay quien apunta que la violencia intragénero podría estar también motivada por un problema de lesbofobia interiorizada.
Pero aún hay más factores que invisibilizan el problema. Para la sociedad, cuando una mujer agrede a hora psicológica o físicamente, no se trata de una agresión realmente preocupante. Son ‘cosas de chicas’, o ‘problemas domésticos’. Una situación, en cualquier caso, sin riesgo y de poca importancia. En realidad, todo lo relativo a las relaciones lésbicas suele tener una importancia menor. Igual que el sexo entre mujeres ‘no es sexo de verdad’, e ideas absurdas por el estilo. De esta forma, las mujeres lesbianas o bisexuales implicadas en una relación tóxica y abusiva con otra mujer, tienden a ocultarlo y a restarle también importancia.
Búsqueda de control y poder
Pero, ¿qué constituye maltrato? Hay que saber diferenciar maltrato de agresión. Un acto de violencia puntual no es maltrato, es una agresión. El maltrato entre lesbianas es un patrón repetido de agresiones físicas o psicológicas, que tienen como resultado la anulación de la agredida y un aumento del control de la agresora. Las mujeres que maltratan lo hacen para conseguir y mantener poder sobre sus compañeras, con el fin de suplir sus propias carencias y satisfacer sus deseos y necesidades, por encima de cualquier cosa. La violencia es un método muy eficaz para conseguir podemos sobre las personas más cercanas, y ese es el único motivo de la violencia. No ocurre porque la agresora tiene celos, miedo, porque está muy enamorada, tiene mucho carácter, está estrellada en su trabajo o lo ha pasado muy mal en la infancia. Es un mecanismo de control que jamás hay que justificar.
El problema es que, cuando no hay un respaldo social y no solo no se habla del tema, sino que se minimiza, puede ser difícil identificar el maltrato entre lesbianas.
Por eso es importante hablarlo, ser sororas y destapar a los agresores o agresoras, sean quienes sean.
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