A ver, a estas alturas todos deberíamos saber que cuando los americanos son extremistas, son extremistas, y que la Iglesia católica es lo que es. En realidad, el hecho que te voy a contar para hablar de esta noticia no sorprende a nadie, pero sí enfada e indigna. Al menos a esta lesbiana que os habla.
Hace muy poco he leído (para mi regocijo) que el Senado de los Estados Unidos tiene encima de la mesa una ley pendiente de aprobación que, si pasara la votación de la cámara, prohibiría que la Iglesia católica del país discriminara a la población LGTBQ+ en cuanto a empleo: hablo de la Ley de Igualdad, cuyo proyecto de ley fue aprobado por el Senado norteamericano el pasado febrero.
Un colegio de Illinois se adelanta a la Ley de Igualdad, pero…
No puedo evitar alegrarme cuando veo que hay atisbo de esperanza para los Estados Unidos, gestos de personas e instituciones que tratan de hacer un mundo mejor. El ejemplo es un colegio católico de la diócesis de Lisle, en Illinois, que, a bombo y platillo ha anunciado que contrata a una profesora abiertamente homosexual como entrenadora de su equipo femenino de Lacrosse, Amanda Kammes. Como puedes imaginarte, la comunidad católica compuesta por padres indignados y alumnos que se solidarizan con los adultos, ha puesto el grito en el cielo.
Sin embargo, en vista de la polémica generada por la decisión, posteriormente el Consejo de Administración del colegio, la Academia Benet, decidió volver a reunirse para analizar y cambiar la decisión primera de contratar a Kammes. Su argumento, que un Consejo de Administración de una escuela católica no podía contravenir la doctrina católica.
La escuela emitió un comunicado a un medio LGTB en el que afirmaba que la contratación se había aplazado al saber que estaba casada con otra mujer, a pesar de que la Junta escolar sabía que la experiencia de Kammes hacía que fuese la entrenadora perfecta para el equipo. Adiós, Ley de Igualdad.
Los homosexuales queremos destruir la Iglesia y sus valores
Por supuesto. Queremos dinamitarlo todo. O al menos eso es lo que creen los sectores más conservadores de la Iglesia, que ya han comenzado una campaña en redes sociales en la que denuncian que los homosexuales pretenden destruir la institución y también los valores que representa.
La cúpula alta de la Iglesia católica consta de cardenales y obispos. Es el grupo que se llama La Curia, y, por supuesto, defienden a muerte que el matrimonio solo es aceptable entre un hombre y una mujer, y de uniones del mismo sexo, ni hablemos. Y, al parecer, de la Ley de Igualdad, tampoco. Sin embargo, desde que el Papa Francisco se convirtió en el máximo exponente de la institución religiosa, parece que se han producido esfuerzos por conciliar, pero esos comentarios del Pontífice no aparecen en ningún lugar, ya que la Curia no los acepta.
Claro que sé que la iglesia, como digo al principio de este artículo, es lo que es, pero, ¿crees que debería tener tanta influencia? ¿Debería poder decidir sobre el futuro laboral de una persona? Cuéntame qué opinas en los comentarios.
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