La muerte de la cama lésbica, síndrome de la cama fría, muerte en la cama de las lesbianas o en inglés lesbian bed death es un término que acuñó en 1983 la socióloga Pepper Schwartz. Hacer referencia a la que las parejas formadas por dos mujeres, ven reducida su vida sexual mucho antes que las parejas gays o las heterosexuales.
¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mito en esta afirmación?
Aunque han pasado casi 40 años desde que Schwartz sugiriese esta teoría, el término se sigue utilizando y planea como un fantasma sobre muchas parejas de lesbianas, que evidentemente no quieren sufrir la muerte de la cama lésbica. Afortunadamente es una cuestión que también se está criticando mucho por parte de feministas, lesbianas e investigadoras. Porque el tema tiene mucho que comentar.
Para empezar, la pasión disminuye con el tiempo en todas las parejas. Está comprobado que en relaciones de más de 5 años, la actividad erótica disminuye entre un 30% y un 80% sin que ello signifique que la pareja se encuentre en crisis.
Otro punto que hay que señalar es que las relaciones sexuales entre mujeres todavía se siguen comparando con el sexo heterosexual, que suele estar centrado en la genitalidad y en el coito. Aún hay quien piensa que una relación sexual plena es aquella en la que hay penetración, y todo lo demás son juegos preliminares. El comportamiento sexual entre lesbianas es mucho más amplio y la mayoría de las veces no se ajusta a los patrones heterosexuales.
Prejuicios heteronormativos
También está el tema de cuál es la frecuencia ideal para tener relaciones sexuales. Esto depende de cada persona y cada pareja, y no existe una cifra adecuada o inadecuada. Sin embargo muchas mujeres se siente culpables porque piensan que deberían tener más deseo sexual o una actividad más frecuente, aunque realmente no lo necesiten, o disfruten de otros tipos de intimidad. A todo esto se suma una cultura altamente sexualizada que nos quiere hacer creer que el sexo frecuente es necesario e imprescindible para la buena salud individual y de la pareja. Y no es así. La conexión de una pareja va mucho más allá de la atracción sexual.
Así pues, la idea de la muerte de la cama lésbica tiene mucho de prejuicio y es un concepto bastante heteronormativo e incluso lesbofóbico. Por además da por sentado que el deseo femenino es inferior y que por lo tanto las relaciones lésbicas acaban muriendo prematuramente. Hay mucho de situar a la mujer como objeto y no como sujeto de deseo, en este mito. Un mito que por otra parte choca con un dato estadístico comprobado, y es que las mujeres lesbianas y bisexuales tienen más orgasmos que las que mantienen relaciones heterosexuales. ¿Por qué una vida sexual rica y llena de orgasmos iba a estar condenada per se a un enfriamiento rápido?
Por lo tanto, la conclusión, chicas, es que no hagáis caso de esto de la muerte de la cama lésbica. Disfrutad de vuestra pareja cuándo, cómo y de la forma en que os apetezca e ignorad todas estas tonterías lesbofóbicas y machistas.
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