Hoy vengo a hablarte de una pionera, de alguien que se enfrentó al sistema y a la sociedad en la que vivía. Quiero presentarte la historia de Bridget Coll, una mujer que nació en Irlanda, pero pasó toda su vida en Canadá, y de hecho, obtuvo la nacionalidad canadiense.

Bridget Coll era una monja de la iglesia católica, pero también militante por los derechos de las lesbianas y abiertamente homosexual.  

Junto a su pareja, Chris Morrisey, Bridget marcó un antes y un después en la historia, pues fueron las primeras que se opusieron a las leyes canadienses de inmigración, que por aquel entonces tan solo reconocía a los matrimonios formados por hombre y mujer. Ellas dos fueron las primeras lesbianas que consiguieron visado de matrimonio en Canadá

En los años 80, tanto Bridget Coll como su pareja fueron monjas, y por ello, siempre dijeron que su obligación era proteger a los que lo necesitaban, a los más débiles e indefensos. Fue por esa razón por la que se opusieron frontalmente al régimen dictatorial del gobernante de Chile en aquel momento, Augusto Pinochet

La de Bridget Coll es una vida plagada de lucha

Para las lesbianas, Coll debería ser una inspiración. Es un ejemplo de cómo pelear contra la injusticia, y desde un entorno tan complicado para las lesbianas y el colectivo en general como lo es la iglesia católica. Por esta razón, Irlanda su país de origen, quiere rendirle homenaje (bien merecido, por otro lado) y ha plasmado toda su vida de lucha por los que lo necesitaban y por el colectivo en una exposición. 

Una vida dedicada a ayudar

Bridget Coll falleció hace ya algunos años, en el 2016, pero su pareja, activista pro LGTB y antigua monja, sigue viviendo, y es la que ha colaborado con el historiador que ha decidido comisionar la exposición, el Dr. Maurice Casey. En una entrevista, el historiador explicó que se encontró por casualidad con la vida de esta mujer, y que fue perfecta para mostrar una cara completamente desconocida de la emigración irlandesa LGTBIQ+.

Encontró unas cintas de vídeo en la Universidad Simon Fraser cuando investigaba sobre la comunidad LGTBIQ de Canadá, y se encontró con el testimonio de Coll, donde contaba su historia con una gran humildad, pero también con mucho ingenio. 

En ella cuenta que nació en Donegal, en el año 1934, y que tuvo 12 hermanos. Jamás se cuestionó su sexualidad, hasta que llegó el despertar. Se unió a una orden eclesiástica en Londres a los 16 años, y con ella se marchó a las misiones franciscanas en los Estados Unidos. Allí fue donde empezó a ver una realidad que no le gustaba nada. 

Fue esta realidad la que le hizo querer aprender más sobre justicia social, y empezó a tener más contacto con un movimiento que trabajaba para ayudar a los más desfavorecidos en América del Sur. 

Hacen falta más mujeres como Bridget Coll

Hay mucha gente que piensa que no hace falta luchar por los derechos de los demás, ya sean gays, lesbianas, trans o lo que quieran, pero es un error. Todos tenemos, o deberíamos, tener los mismos derechos, sin importar nada más que el hecho de ser personas. 

¿Y tú, conocías la historia de esta mujer?