Durante mucho tiempo, Hana Klein pensó que era la única lesbiana de Israel, y quizá del mundo entero. Nació en 1951, creció en Tel Aviv y a los 11 años se dio cuenta de que sus sentimientos eran un poco diferentes a los de sus amigas. Pero no sabía por qué. Klein dice que en el Israel de los años 50 y 60 no había palabras para ello para nombrar a las mujeres homosexuales.

La primera vez que se dio cuenta de que no estaba sola fue gracias a un quiosco que vendía revistas y periódicos para hombres; una revista le llamó la atención. La foto de la portada era de dos mujeres con los pechos desnudos tocándose, con la leyenda «Lesbianas contemporáneas». Por primera vez se dio cuenta de que había una palabra para lo que ella era.

Un país muy conservador para una lesbiana de Israel

Según contaba Klein en un diario local, la gente no puede imaginar cómo es la sensación de que faltaba algo en el Israel conservador de entonces. Lo que se percibía en aquel momento era que no había nada. Durante años anduvo buscando respuestas, e incluso en el momento en el que supo cómo llamarse a sí misma, tuvo la sensación de que la única lesbiana de Israel era ella.

Imagínate la sensación: en aquél momento los ordenadores no existían, y no se podía buscar nada en Google. Tampoco había asociaciones ni organizaciones que ayudaran a mujeres como Klein a aceptarse y a entenderse. Ella, según cuenta, en algunas reuniones con sus amigos más cercanas intentaba hablar de ello, pero al ver cómo reaccionaban, entendió muy bien el mensaje. No era nada aceptable serlo. Y menos decirlo.

La primera lesbiana de Tel Aviv

Pero Klein no sucumbió, al contrario. Esta mujer fue una de las primeras activistas de las organizaciones LGBTQ y feministas de Israel. Creó la primera organización para lesbianas del país, Alef.

Como te podrás imaginar, ella no era la única lesbiana de Israel, ni del mundo, pero incluso en los años 90 había pocas o ninguna representación de lesbianas en los medios de comunicación o en la política, o en la calle. Si eras una mujer lesbiana, transexual o bisexual, la sensación de estar sola no era extraña.

En los años 60, los hombres homosexuales ya formaban parte de la conciencia de los israelíes en la prensa, en las campañas de publicidad. Aunque muchas de las referencias eran negativas, al menos existían. También se hablaba de dónde se podía encontrar «gente así», pero mientras los hombres se buscaban en los parques, ¿dónde estaban las mujeres?

La conexión entre las lesbianas y el feminismo siempre ha sido fuerte. El feminismo desafió la idea patriarcal de que la masculinidad es el ideal y empezó a plantear preguntas que antes no se hacían sobre el equilibrio de poder entre los sexos y el uso de la sexualidad para oprimir a las mujeres. Las lesbianas, en particular, sintieron la necesidad de desarrollar ideologías políticas que respondieran a sus necesidades especiales en hogares compuestos por dos mujeres vulnerables.

Cuéntame, ¿conocías a esta mujer?