Los datos confirman que el matrimonio igualitario reduce las cifras de depresión y aún más, el número de suicidios. Desde este tipo de uniones fueron aprobadas, los suicidios entre personas de la comunidad LGBT, ha descendido casi un 50%.

El matrimonio igualitario mejora la salud mental

Así pues, permitir a los ciudadanos casarse con personas de su mismo sexo es un avance legal capaz de evitar la mitad de los suicidios dentro del colectivo. Se trata de una decisión legal, aparentemente muy simple de llevar a cabo (aunque socialmente difícil de aceptar por muchas personas), que ha conseguido mejorar la salud mental de un número importante de población.

¿Cómo se han obtenido estos datos? Proceden de un estudio, que se publicó en The Guardian. Se llevó a cabo sobre 28.000 personas en Dinamarca y Suecia durante un periodo de tiempo de once años. En el estudio se realizó una comparativa de casos de suicidio, dividiéndose los sucesos en dos etapas temporales. Una antes de la aprobación del matrimonio igualitario y otras después de ese cambio legislativo. En Suecia se legalizó en 2009 y en Dinamarca ocurrió en 2012. La conclusión de este largo estudio reflejó que blindar el derecho al matrimonio para personas del mismo sexo, supuso una apuesta por la salud psicológica de un colectivo muy vulnerable.

Annette Erlangen fue una de las principales autoras del estudio. Ella se encargó de explicar con mayor detalle el resultado del mismo y aseguró que el matrimonio igualitario contribuye a eliminar la estigmatización de las parejas de personas del mismo sexo. También puede hacer que sus vidas cotidianas sean más sencillas, ya que se reduce la presión social, al respaldarse desde el gobierno su vínculo. De esta forma estas parejas tienden a sentirse reconocidas y valoradas. Dentro de una relación socialmente legítima y al mismo nivel de importancia que una relación heterosexual. Aunque en ciertos momentos tengan que sufrir actitudes o comentarios homófobos, el matrimonio igualitario hace que el peso de vivir en una sociedad predominantemente heterosexual sea mucho más llevadero.

Normaliza las relaciones homosexuales

Por otra parte, el matrimonio igualitario normaliza este tipo de relaciones a ojos del resto de la sociedad, y esto también influye en la reducción de las cifras de suicidios y depresión en gente de la comunidad LGBT. La aceptación suele conseguirse de ‘arriba a abajo’, es decir, desde las leyes hacia la ciudadanía. De esta manera la sociedad se acostumbra y normaliza que existan otras diversidades, algo que termina integrándose en la psique colectiva (aunque siempre habrá algún desubicado).

Pero el estudio de Annette Erlangsen también revelaba otra información inquietante. Según los resultados, el número de personas casadas que se suicidaban era superior en personas LGBT que en el resto de la población. Concretamente dos veces mayor. Un dato que aún podría ser más alarmante de haberse contabilizado la tasa de suicidios entre personas no casadas. Esto significa que la realidad sigue siendo bastante complicada para las personas del colectivo. Y que todavía queda mucho por hacer para conseguir una igualdad plena.

Aunque las cosas han cambiado en los últimos años, el rechazo social hacia otras orientaciones sexuales sigue siendo un problema sobre el que hay que seguir trabajando, desde las instituciones y en el activismo particular diario.