¿Sabes algo de historia de lesbianas? Entonces probablemente conocerás a la reina lesbiana, Cristina de Suecia, ¿no?

Si la conoces, genial, pero si no, no te preocupes, que yo te voy a contar quién era esta mujer, ¿vale? Pues venga, pongámonos el traje de gala y volvamos atrás en la historia. 

Cristina de Suecia, la reina lesbiana

Cristina de Suecia no fue una reina al uso. Nunca estuvo sometida a las convenciones sociales de su época ni claudicó ante ningún hombre. Es más, fue criticada no solamente por su orientación sexual (era reconocidamente lesbiana), sino porque fue firme defensora de las mujeres y una gran aficionada al arte. 

La reina Cristina de Suecia se convirtió a la religión católica y desde el año 1632 comenzó su reinado, sin embargo, solo tuvo todo el poder desde 1650 hasta 1654, año en el que abdicó. 

Era una mujer cuya personalidad no encajaba en absoluto con el paradigma de mujer ni de reina de la época. A esto tampoco ayudó que la educación que recibió fue la que se proporcionaba a un príncipe, y no a una princesa. 

Los historiadores afirman que era una mujer de gran inteligencia y con una formación en humanidades y en filosofía que pocos hombres tenían en aquél momento. Fue justo después de la Paz de Westfalia (1648) el momento en el que la reina consagró su vida al estudio, tanto que acabó descuidando mucho los asuntos de su reinado, algo que no gustó al pueblo. 

Desafiando a las normas establecidas

Ya he comentado que Cristina de Suecia jamás se dejó controlar, ni en su vida personal ni en la de reina. De hecho, cuando era adolescente y trataron de casarla con otros mandatarios, ella se negaba siempre. Decía que jamás se casaría, pero sí estaba abierta al amor. 

El órgano que controlaba la acción de la reina, el Senado, prácticamente le ordenó que se casara, pero ella se negaba diciendo que no quería someterse a ningún hombre. 

Años más tarde, tuvo una relación lésbica con una dama de la Corte, Ebba Sparre, que según los historiadores era una mujer muy guapa. La reina le escribió muchísimas cartas de amor en las que le declaraba su amor, incluso desde el exilio. 

Para evitar problemas derivados de su orientación sexual, la reina Cristina de Suecia abdicó y nombró heredero a su primo. A pesar de que la nobleza no estaba de acuerdo, esto se llevó a cabo, y Gustavo Adolfo acabó siendo rey. 

Su fascinación por el arte

Cristina, durante su reinado, convirtió a Suecia en uno de los reinos más cultos de toda Europa, llegando a llamarse a Estocolmo “la Atenas norteña”

Durante toda su vida estudió mucho y leyó, conoció a los mejores artistas de la época, con los que compartió charlas y tertulias. No solo le apasionaba la filosofía, sino también la historia y las Humanidades. 

Como ves, la reina Cristina de Suecia fue una mujer admirable, que siempre tuvo claro cuál era su misión. 

Dime, ¿la conocías?