La cultura de la cancelación es una expresión a la que todas las usuarias de redes sociales nos hemos acostumbrado. En Chile se utiliza el verbo ‘funar’, al acto de repudiar públicamente a una persona por diversos motivos. El Macquarie Dictionary lo nombró término del año en 2019. Dos años después está más presente que nunca en una realidad virtual que trasciende los dispositivos y provoca graves consecuencias en el mundo real de las personas que la sufren. Recientemente la escritora J. K. Rowling junto con más de 150 intelectuales y artistas de todo el mundo, ha firmado un manifiesto en contra de este fenómeno.
La censura de la libertad de expresión
En 2015 un periodista llamado Jon Ronson escribió un libro llamado ‘Humillación en las redes’ donde trataba este fenómeno, aunque aún no se refirió a ello con el nombre de cultura de la cancelación. En este trabajo, recopila varias historias personales sobre usuarios de Twitter que llegaron a destrozar la carrera y la vida personal de gente, con comentarios y bromas, recibiendo un castigo que superó desproporcionadamente la magnitud de sus meteduras de pata.
Actualmente, es habitual que se intente ‘cancelar’ a alguien en redes sociales, especialmente cuando se involucran debates ideológicos o políticos. Hace no mucho la actriz Jodie Comer, la protagonista de Killing Eve, fue cancelada tras dispersarse un rumor que decía que estaba saliendo con un votante de Trump. Rápidamente alguien utilizó un hashtag contra ella y se volvió viral. Una experiencia desagradable que también podría definirse como un acoso en toda regla. Es por casos así que la escritora de Harry Potter se unió a personalidades como Salman Rushdie, Noam Chomsky o Margaret Atwood, para firmar una carta donde se advierte del peligro que supone para la libertad de expresión esta falta de tolerancia que día a día es más grave.
Acosos grupales e intolerancia
Algunas personas sostienen que la cultura de cancelación no es un fenómeno negativo sino todo lo contrario, porque obliga a las personas a hacer frente a las consecuencias de sus actos. Sin embargo, otras piensan que es algo excesivo y puede ser profundamente dañino. En demasiados casos, cancelar a una persona implica un verdadero linchamiento en redes. Que además suele incluir, gracias al anonimato, insultos, abusos verbales y amenazas de muerte. El pasado 2020 la presentadora británica Caroline Flack, se suicidó tras ser acusada de agredir a su ex novio, con un gran revuelo en la prensa y en las redes sociales, que emitieron su sentencia antes de que siquiera hubiese un proceso penal. Este terrible suceso hizo reflexionar a mucha gente sobre la cultura de la cancelación y se hizo un llamamiento a las personas para utilizar las redes de forma más responsable.
¿Crees que está justificado cancelar o funar a una persona en redes sociales? Por un tiempo creímos que internet podía suponer una gran fuente de información e intercambio de opiniones, pero parece estar convirtiese en todo lo contrario. El libre intercambio de ideas es cada vez más difícil, restringido y censurado. La intolerancia hacia otros puntos de vista cada vez es más fuerte. La sensibilidad individual parece ser suficiente para condenar a alguien a la vergüenza pública, mediante campañas de desacreditación y acoso, que provocan el ostracismo de la víctima. Ninguna está libre de cancelar a alguien, pero tampoco de ser cancelada en algún momento, da igual a qué colectivo pertenezcas o cuál sea tu ideología política.
¿Qué opinas tú de la cultura de la cancelación? ¿Está justificada en algunos casos?
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