La LGTBIfobia en Camerún se está recrudeciendo en los últimos meses, según ha informado la ONG Human Rights Watch. El informe que aporta la organización está realizado con base en entrevistas con grupos locales que brindan apoyo a la comunidad y que han recabado información completa sobre abusos denunciados, cuyo número ha repuntado de manera alarmante.
La LGTBIfobia en Camerún está respaldada por el gobierno
Lo más preocupante es que esta persecución está amparada por la ley, ya que en el país las relaciones entre personas del mismo sexo están castigadas con penas de hasta cinco años de cárcel. Una legislación que a nivel social refuerza el prejuicio y el estigma sobre el colectivo, que vive con un mayor riesgo de sufrir maltrato y agresiones, sin apenas consecuencias.
La situación se ha vuelto muy peligrosa para la comunidad, a causa de esta escalada de LGTBIfobia en Camerún. Por ejemplo, el pasado mes de febrero, en Duala, la policía detenía a dos mujeres trans, acusadas de conducta homosexual e indecencia pública. Unos días después, seis jóvenes, entre los cuales se encontraba un menor de edad, eran arrestados, acusados también del delito de homosexualidad. Antes de ser liberados, recibieron maltrato e insultos por parte de las autoridades. A finales de febrero, se produjo una redada policial en un centro de prevención y asistencia a personas infectadas de VIH, y se procedió a la detención de trece personas, bajo la misma acusación.
Todos ellos se liberaron los días siguientes. Tres de ellos denunciaron maltrato y agresiones verbales en la comisaría, además de forzarles a firmar declaraciones sin haber permitido que las leyesen. Además, entre los arrestados, se encontraba una mujer trans a quien obligaron a someterse a un examen anal y una prueba del VIH. Prácticas humillantes ambas, que son bastante habituales en Camerún y otros países donde la homosexualidad está perseguida.
Los datos son alarmantes
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ya manifestaba su preocupación, a finales de 2012, por la difícil situación de las personas del colectivo en este pais, uno de los más intolerantes en este aspecto. Las noticias de arrestos y abusos policiales son una constante. En 2013 salió a la luz la sentencia de dos hombres detenidos por mantener relaciones homosexuales.
Este mismo año, Cornelius Fonya fue detenido y sentenciado por el mismo motivo, en un proceso penal lleno de irregularidades. Incluso su abogado se vio en la obligación de huir del país después haber recibido amenazas de muerte, tras la apelación. En 2014 se supo que una pareja tuvo que escapar de su localidad para evitar el linchamiento vecinal. A finales de 2015, un activista llamado Joshua Mbarga, sufrió un ataque en su propia casa, sin consecuencias para los delincuentes. De hecho, los asaltantes le acusaron de intentar mantener relaciones sexuales con uno de ellos y enseguida Mbarga, pasó de ser víctima a acusado.
En 2016 tuvo lugar una redada policial en un local LGTB de Yaoundé, y terminaron detenidos todos los trabajadores y clientes que se encontraban en ese momento allí. Dos meses después, las autoridades camerunesas detuvieron a doce hombres por tener preservativos y lubricantes, algo que consideran como prueba suficiente de conducta homosexual. En 2017, se detuvo a tres jóvenes homosexuales a quienes miembros del ejército les tendieron una trampa. A principios de 2018 se produjo un asalto a un local de ambiente por parte de un grupo de militares. La redada terminó con varios heridos graves y un fallecido.
Desalentador, ¿verdad? La LGTBIfobia en Camerún, lejos de apaciguarse, parece estar recrudeciéndose. En tiempos de crisis, la intolerancia se hace más presente que nunca, por eso la lucha por la igualdad de los grupos minoritarios, nunca puede relajarse.
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