Son muchos los aspectos que pueden alejarnos de alcanzar nuestros objetivos, uno de ellos es el miedo a decepcionar a nuestros padres. La opinión de los demás influye mucho en nuestro autoconcepto y en nuestra autoestima, pero sin duda, la que más nos llega a afectar es la de nuestros padres; hasta el punto de que muchas personas jamás llegan a desarrollarse plenamente por el temor a no adaptarse a lo que se espera de ellos. Es algo que difícilmente podemos evitar, ya que como seres sociales, lo que nuestros seres queridos piensen de nosotros tiene mucha importancia y llega a definir la solidez de nuestra autoestima. Por eso importante que, independientemente de nuestra familia, elijamos rodearnos de personas que nos valoren positivamente y no nos hagan sentir que tenemos que estar siempre esforzándonos en dar la talla.
Cuando el miedo a decepcionar nos impide ser felices
En realidad, no deberíamos tener miedo a decepcionar a nuestros progenitores, al fin y acabo su amor, si es sano, debería ser incondicional, pero eso no siempre ocurre. En muchos casos, es una cuestión de mala comunicación o falta de ella, y por su forma de expresarse o por el trato que nos dan pueden hacernos pensar que solo tendremos su apoyo y su amor si somos de la forma que ellos quieren que seamos. Y esto, amigas, en un mundo heteronormativo, puede complicar mucho las cosas. Además, suele haber una brecha generacional y lo que ellos valoran positivo para sus hijos puede que no sea lo que los hijos quieren, buscan o necesitan. Este miedo a decepcionar por parte de los hijos puede tener efectos devastadores. Estos son los más frecuentes:
- Elegir una carrera o un trabajo ‘con salidas’, o siguiendo la tradición familiar. Esto es algo muy frecuente, y no son pocas las personas que, para no decepcionar a sus progenitores, escogen una profesión que realmente no les agrada, pero que sabe que hará sentir orgullosos a sus padres.
- Evitar riesgos. El miedo a fracasar hace que ni siquiera intentemos cumplir algunos de nuestros deseos, por un mecanismo que se conoce como principio de sanción social. El miedo a fallar en las expectativas de nuestra familia puede ser un gran impedimento a la hora de emprender proyectos o alcanzar sueños.
- Reprimir tu libertad sexual y amorosa. Este es uno de los efectos más frecuentes y alarmantes de este temor con respecto a la familia y es motivo de que muchas personas homosexuales opten por vivir una vida que no les corresponde, con tal de encajar en el molde de lo que se espera de ellas.
Cómo gestionar el miedo a decepcionar, para salir del armario
¿Cómo gestionar este temor paralizador y que tanta infelicidad puede llegar a provocar? Hay varias formas de manejarlo, una vez que lo hayamos identificado y hayamos reunido el valor para luchar por nuestra autonomía e independencia emocional. Estas son algunas pautas:
- Tú primero. La sensación de decepcionar a tus padres puede ser muy dolorosa, pero no más que ignorar tus propios deseos y necesidades. Puede que dentro de diez años eches la vista atrás y te veas en una vida totalmente impostada, lo que significará que te habrás fallado a ti misma.
- Acepta las diferencias. Hay tener presente que la realidad de tus padres es diferente a la tuya, y aunque quieran lo mejor para ti, en muchos casos no saben realmente qué es lo que te conviene, o lo que te va a hacer feliz. Estas diferentes percepciones están marcadas por diferentes personalidades, generaciones y experiencias.
- Asertividad. Trabajar la asertividad es quizá lo más importante, no solo en el aspecto familiar, sino en todos los ámbitos de la vida. El momento de plantarle cara al miedo a decepcionar y a las expectativas de tus padres, requiere decisión, control emocional, y capacidad comunicativa para hacerles entender que tú vas a construir tu propio camino por una senda que no es la que ellos te quieren marcar. Este momento incluye la temida salida del armario. En esta entrada tienes algunos consejos que te pueden ayudar.
Esperamos que estas recomendaciones te ayuden a liberarte del miedo a decepcionar a tus padres y a sacar todo el orgullo que llevas dentro.
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