Patricia Highsmith es una escritora bastante conocida, pero no tanto como debiera. Al igual que otras muchas mujeres escritoras a lo largo de la historia, ha sido relegada a una posición discreta, de reconocimiento moderado, siempre por detrás de las la de sus homólogos varones. Por eso es tan importante que reivindiquemos la figura femenina recordando a esas mujeres que nos precedieron en todos los ámbitos del saber, de la ciencia o del arte.

Toda una vida en el armario

Highsmith es la autora de la famosísima saga de Míster Ripley, un personaje que ha sido llevado al cine en numerosas ocasiones. Una de sus novelas más importantes fue Extraños en un tren, que inspiró a Alfred Hitchcock para una de sus películas. Aquí, en este espacio virtual, la conocemos más tal vez por ser la autora de Carol (cuyo título original fue The Price of Salt), que se ha convertido en una de las novelas lésbicas más importantes de la literatura LGBT, y que hace unos años, también se convirtió en una película maravillosa que nos encanta.

Patricia Highsmith era lesbiana, aunque prefirió esconderse y esto terminó destruyéndola poco a poco. Nació en 1921 en Texas, aunque residió casi toda su vida en Nueva York, y la literatura se convirtió para ella en una herramienta para plasmar sus miedos, sus frustraciones, su pesimismo y su rabia. Además, tuvo muchos problemas de salud, física y mental, como anorexia, anemia, depresión crónica y, como fumó durante toda su vida, también padeció afecciones cardiovasculares y cáncer de pulmón. El alcoholismo también fue uno de sus más terribles compañeros.

Las contradicciones de Patricia Highsmith

Era una persona complicada y por ello jamás tuvo una relación íntima que durase demasiado tiempo, algo en lo que seguramente influyó una personalidad bastante misógina. Ella misma llegó a decir que los hombres no le atraían, aunque había intentado que le gustasen, porque en realidad le caían mejor que la mayoría de las mujeres. En sus diarios expresa que no se sentía avergonzada de su homosexualidad, sin embargo asegura que había estado acudiendo a terapia para «estar en condiciones de casarse». Un conflicto interno que llevo a Patricia Highsmigth a refugiarse en la misantropía, en sus escritos y en sus gatos.

Publicó Carol, su única novela lésbica (que llegó a vender un millón de copias), bajo el pseudónimo de Claire Morgan, ya que en su momento no quiso que nadie relacionase su nombre con esta historia de amor de dos mujeres, con bastantes puntos autobiográficos, por cierto. Varias décadas después, la autora decidió cambiar el pseudónimo que había usado por su nombre real y de esa manera salió del armario. A partir de entonces, por fin, Patricia comenzó a dar entrevistas hablando abiertamente de su orientación sexual. Sin embargo, ya era tarde. Tantos años en la sombra marcaron el carácter de una autora, tan brillante como difícil, y solo cinco años después de revelarse al mundo como lesbiana, falleció debido al cáncer. Tenía 75 años y dejó un legado de más de 30 novelas donde la autora consigue indagar en lo más oscuro del ser humano.

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