Está claro que la forma en la que vistes te ayuda a definir, en parte cómo eres y quién eres, pero la pregunta que yo me hago a diario es, si soy homosexual, ¿visto como una lesbiana?

Hoy te quiero contar otra de esas historias de mi vida lesbiana adolescente, que sé que te encantan. Cuando era una chiquilla, de apenas 14 o 15 años, mi hermana mayor (solo un año, pero en esa época se notaba mucho la diferencia), siempre se burlaba de mí porque me ponía la ropa que me daba la gana. Bueno, igual que ahora, que la gente piensa que visto como una lesbiana.

A mi madre tampoco le agradaba cómo vestía, porque ella quería que llevase faldas y vestidos y todo ese tipo de ropa que a mi me resultaba más que incómodo. Con esas prendas, yo sentía que iba disfrazada. No era yo. Supongo que hace 30 años el hecho de que una chiquilla como lo era yo se vistiese con prendas de niño mostrando a los cuatro vientos lo homosexual que era no estaba bien visto, y puedo entender que a mi madre no le gustase teniendo en cuenta la intolerancia de la época con las niñas lesbianas. Eso de casarte con una mujer o simplemente llevar el pelo más corto de la cuenta no estaba bien visto.

¿A quién le importa si visto como una lesbiana?

Ya lo decía Alaska en su canción: ¿a quién le importa? Pues por lo visto a mucha gente. La verdad es que a mi jamás me ha importado demasiado. En aquel momento usaba, y uso, la ropa que me hace sentirme yo misma y estar cómoda, que en mi caso, son vaqueros, zapatillas deportivas y camisetas.

A pesar de que cuando vas creciendo vas empezando a entender que no puedes llevar cualquier cosa en cualquier momento y de que tratas de «refinar tu vestuario» en determinadas ocasiones, como por ejemplo, no vas en chandal a una reunión de trabajo (por mucho que te apetezca), jamás he cambiado mi forma de vestir. Tal vez alguna camisa, claro, pero en esencia, mi manera de vestir es la misma.

La sexualidad y la ropa tienen una historia, sobre todo para las lesbianas

La dualidad más conocida sobre este tema está en las subculturas conocidas como «butch» y «femme» que se hicieron muy populares en los 40 y 50 tras la Segunda Guerra Mundial. Esto es, las «machorras» y las «femeninas», vamos.

Mientras que las lesbianas femme asumen la estética y la expresión tradicional femenina se les percibe como más heteros, las lesbianas butch adoptan una apariencia más masculina. Para mí, esto es muy interesante porque no me enteré de que esta dualidad existía hasta que salí del armario.

¿Y ahora?

Pues ahora llevo el pelo corto, nunca me maquillo y sigo llevando vaqueros y camiseta. ¿Visto como una lesbiana?, bueno, según la creencia popular sí, pero no lo hago por razón de mi sexualidad, sino porque así me siento yo misma y estoy cómoda.

Cuéntame, ¿cómo vistes tú?