Como ya sabes, porque de esto ya hemos hablado en otros posts anteriores a este, África no es precisamente un paraíso para nosotras las las lesbianas. Sin embargo, hay un pequeño rincón en este continente en el que la población LGTBIQ sí que ha encontrado un pequeño oasis lésbico (hablo concretamente de las lesbianas, claro).

¿Quieres que te cuente un poco más? Vale, pues sigue leyendo. 

Un oasis lésbico en el desierto

Venga, vale. No me he podido resistir a hacer el juego de palabras entre  “desierto” y África. 

La cosa es que en este continente todavía hay mucho trabajo que hacer con respecto a los derechos de la comunidad. Piensa que en África hay 55 países, y en 33 de ellos ser gay o lesbiana es ilegal. Ilegal. Pueden meterte en la cárcel o darte latigazos, según el país. Y uno de los mejores países africanos para ser homosexual es Costa de Marfil, ya que modificó su Código Penal para que serlo en público no se pudiera castigar. 

Es más, es uno de los pocos países en los que hay algunos bares para la comunidad, así como existen varias organizaciones LGTBIQ que defienden los derechos del colectivo. 

La asociación para lesbianas de Costa de Marfil

La verdad es que hay muy pocos lugares en el continente africano que puedan presumir de contar con una asociación para las mujeres lesbianas como lo es Woman African Freedom.

Esto, entre otras cuestiones, es lo que convierte a Costa de Marfil en un oasis lésbico en el desierto. 

Solamente existe esta asociación para lesbianas, pero también incluye a las bisexuales y queer, y de la mano de su responsable, Monique Kouman, realiza una gran cantidad de actividades no solo para el colectivo, sino también de concienciación y educación para la sociedad de Costa de Marfil.

Kauman creó la asociación porque, a pesar de que antes de que WAF hiciera su aparición ya existían otras asociaciones pro LGTBIQ, las mujeres no eran algo que les preocupase en absoluto. Y a eso llegó WAF, a llenar ese vacío tan necesario para las mujeres y a proporcionar un espacio de comprensión y ayuda para ellas. 

Además, Kauman explica que, si bien es cierto que en el país no hay ley que castigue las relaciones homosexuales, tampoco existe protección alguna para ellas. Esto fomenta en el país la homofobia, pero al menos, no se encarcela a nadie.  

Todavía queda mucho que hacer

Pues sí, esa es la realidad. Poco a poco vemos buenas noticias que nos hacen tener un poco más de esperanza en que tarde o temprano ser homosexual, o bisexual o transexual o “lo que nos dé la gana” será algo completamente normal. 

Costa de Marfil no es un lugar en el que la comunidad tenga un gran paraíso, como hemos dicho antes, pero sí, al menos, es un oasis lésbico en medio de un territorio muy convulso y a veces peligroso para todas las personas de la comunidad. 

Cuéntame, ¿y tú qué piensas al respecto?