Seguro que has escuchado y has visto en la tele el típico cliché de que las lesbianas en prisión son muy peligrosas. A ver, que no te digo yo que no haya lesbianas que sean más o menos duras o peligrosas, pero de ahí a que lo sean todas, hay un abismo, ¿no?

Esto te va a sorprender. Se trata de «mitología lésbica» que vio la luz en una prisión de mujeres en Massachussets, en Estados Unidos, y a partir de ahí, de ese escándalo, nació esa creencia.

Las lesbianas en prisión, un peligro que tener controlado en todo momento

Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, los expertos en criminología comenzaron a definir un nuevo tipo de criminal. La reclusa de raza blanca y lesbiana era una categoría sexual muy peligrosa para las otras reclusas, sin contar como que, en un plano social, también era peligrosa. Ha sido Estelle B. Friedman, una historiadora, la que ha estudiado cómo ocurrió. Friedman explica que durante esa época, se produjo un ataque frontal a la sexualidad que no era la convencional, y por lo tanto, la correcta. Estos ataques venían de los entornos académicos, pero también de los ciudadanos de a pie.

Antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial, no había lesbianas en prisión. Quiero decir, que no se reconocía que hubiera lesbianas en las cárceles norteamericanas. Obviamente, había mujeres que mantenían relaciones sexuales con otras, pero las responsables de las cárceles toleraban y negaban este hecho al mismo tiempo. Es lógico si pensamos que estas «Alcaides» solían ser mujeres solteras que podían ser acusadas de lesbianas fácilmente.

Es necesario que tengamos en cuenta una cosa al hablar de las lesbianas en prisión: el ambiente reaccionario de este período siempre fomentaba el cazar a enemigos internos, y las lesbianas en prisión eran fruto de la obsesión de los liberales con el comunismo y con la perversión.

La creación del mito

Sin embargo, el mito de las lesbianas en prisión, o de la lesbiana como mujer peligrosa y agresiva, viene de antes, y se basaba originariamente en la raza. Desde el año 1913, se comenzó a denunciar las relaciones entre blancos y negros. Además, las presas de color se consideraban (sin razón aparente) muy promiscuas y se las representaba por tanto como personas masculinas. Es más, quienes se acostaban con ellas eran mujeres normales a las que ellas pervertían.

Sin embargo, en los años 40, la homosexualidad femenina entre las presas blancas se examinó más detalladamente. Las mujeres en prisión fueron muchas más porque muchas fueron detenidas por prostitución. Otra razón fue la aparición de la cultura de bares de lesbianas.

De esta manera, las lesbianas en prisión, cuando pertenecían a la clase trabajadora, fueron las que peor trato recibieron. También hay que pensar que, en esta época, se produjo un aumento de la conciencia de la mujer mientras que la sociedad trataba de apagar este fuego y de contenernos dentro de las cuatro paredes de casa.

¿Conocías este mito y de dónde viene? Y si no lo conocías, ¿qué te parece? Cuéntanoslo.