Mucho se dice que las segundas oportunidades o segundas partes no son buenas; sin embargo, hay que verse en la tesitura de encontrarse ante esta decisión: ¿merece la pena volver a intentarlo con tú ex?
Segundas oportunidades, ¿sí o no?
Seguramente todas lo hemos vivido en alguna ocasión, ya que no todas las rupturas son definitivas a la primera. O lo sabemos por amigas o conocidas, involucradas en alguna relación repleta de separaciones y reconciliaciones, hasta el punto de que nunca sabes en qué punto se encuentran.
Pero de donde viene esa idea de que las segundas partes son siempre una decepción. ¿Pasa igual en el amor que en el cine? En las películas, lo que suele ocurrir es que tenemos las expectativas tan altas con respecto a la primera y esperamos tanto de esa segunda parte, que al final nunca está a la altura. De hecho, hay grandes obras que no han sido valoradas tal y como merecen solo porque se puso el listón muy alto con respecto a otra en comparación. Cuando la realidad es que cada cosa debe tener valor por sí misma. ¿Ves por donde voy?
Con las relaciones, a veces ocurre algo parecido. Cuando se decide dar una segunda oportunidad y hacer un nuevo intento, se suele llegar con una serie de expectativas que afectan a la pareja negativamente. Al dar un paso así, lo hacemos con un bagaje, cargando con experiencias anteriores, conflictos sin resolver, defectos que ya no somos capaces de ignorar o detalles encantadores que se han ido esfumando en la rutina.
Liberarse del ego y los prejuicios
A esto hay que añadirle otra dificultad que conviene afrontar: hubo un intento y algo falló, ¿por qué no va a fallar de nuevo? Especialmente si la pareja no se ha adentrado en analizar el origen del problema para trabajar terapéuticamente en ello. Los conflictos no desaparecen por si solos, hay que resolverlos activamente con dialogo y compromiso mutuo.
Muchas personas están convencidas de que una vez que se ha dado el paso de romper, es una decisión irreversible, que no tiene marcha atrás. Especialmente cuando la ilusión en ese proyecto común se ha perdido. Pero la realidad es que casi siempre, en la mayoría de las parejas, la posibilidad de reconciliarse y que funcione depende de los cambios que cada una, de forma individual esté dispuesta a hacer. El ego no es un buen aliado en las relaciones de pareja; al contrario, hay que hacer un ejercicio de humildad si de verdad se desea mantener viva la relación.
Dar o no esa nueva oportunidad a la relación y volver con tu ex es una decisión difícil de tomar. En muchas ocasiones subyace un problema de dependencia emocional, en cuyo caso difícilmente va a salir bien. Sin embargo, con madurez por ambas partes, puede merecer la pena intentarlo, sabiendo que posiblemente habrá que trabajar mucho para que las piezas encajen. Eso sí, es fundamental iniciar esta segunda parte liberándose de los prejuicios, poniendo la misma ilusión que se depositó la primera vez, encontrando un propósito en común que deje a un lado las diferencias. Con la ventaja de que ya sabéis que a veces el amor no es suficiente para mantener a dos personas juntas.
¿Qué piensas tú de las segundas oportunidades? ¡Cuéntanos tu experiencia!
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