Toda pareja que se mantiene junta durante un mínimo de tiempo, atraviesa distintas fases. Lo que no significa que sea peor ni mejor, simplemente es la evolución natural del vínculo de dos personas que han decido compartir vida. Si sientes que ahora mismo experimentas sensaciones diferentes a las de los primeros tiempos no te preocupes, es normal. Y si estás en la primera etapa de tu amorío, ten en cuenta que las emociones pueden cambiar sin que ello signifique una crisis de pareja. Para que lo tengas más claro, te dejamos aquí un resumen de las diferentes fases de una relación.

Enamoramiento

De toda las fases de una relación esta es la más intensa y toda nuestra atención está enfocada en la otra persona. Nos esforzamos por agradar, por cautivar y por sorprender, la pasión es el ingrediente principal. Durante los primeros meses de enamoramiento, solamente somos capaces de fijarnos en los puntos que tenemos en común con la otra, ignorando las diferencias o los posibles defectos. Por eso decimos que el amor es ciego y por eso no suele haber conflictos y todo funciona a las mil maravillas. Pero esto, que según algunos, no deja de ser un estado alterado de conciencia, no dura tanto tiempo. ¿Por suerte o por desgracia?

Fase de conocimiento

A los días apasionados de enamoramiento loco les sucede el regreso de la capacidad de razonar. Aquí la pareja comienza a conocerse mejor, a un nivel más profundo porque, ya se nos cayó la venda de los ojos y somos capaces de ver los defectos de la otra. Llega el momento de aprender a aceptar (o no) esas diferencias y encajar las personalidades. ¡Bienvenidas al mundo real!

Convivencia

Aunque existen distintos modelos de pareja, por lo general, una vez que las dos personas sienten que se conocen bien, comienzan a idear planes para un futuro en común, lo que incluye compartir un hogar. Puede que en este momento la vida sexual sufra un descenso de actividad, ya que surgen nuevas responsabilidades que pueden disminuir la pasión, aunque se aprende a demostrar el amor de otras formas, a través del afecto, y el apoyo mutuo. El roce diario y la rutina pueden provocar algunos conflictos por diferencias de caracteres, por lo que es importante aprender a saber gestionarlos con mucha inteligencia emocional.

Autoafirmación

Tras un periodo en el que las dos personas lo comparten todo, llega una nueva etapa en la que las necesidades individuales se hacen más presentes. En una pareja sana es fundamental que ambas se tomen su tiempo para sus propias actividades, independientes de la pareja. Las crisis personales suelen dar la cara en esta etapa, porque es un momento clave en el que una quiere reencontrar o recuperar sus propios intereses, después de mucho tiempo centrada en la relación.

Adaptación

Si habéis superado felizmente todas las etapas y seguís formando un genial equipo de la vida, llegaréis a la de adaptación. Toda pareja debe atravesar por los problemas comunes de la vida, con sus giros, sus dramas, y sus cambios inesperados, y puede ser que se adapte o puede ser que no. Si lo consigue, se puede decir que la relación está fuertemente consolidada. Si las vicisitudes de la vida son demasiado y la pareja no consigue adaptarse, se puede producir una ruptura.

Estas son más o menos las diferentes fases de una relación, aunque no es ni mucho menos algo matemático. Pero son unas aclaraciones para entender que los cambios no solo son normales, si no deseables, porque significa que estamos evolucionando juntas.