¿Eres tomboy, butch o andrógina? Antes de nada, vamos a recalcar que, si bien en algunos casos las etiquetas pueden ayudar a visibilizar realidades, en otros pueden ser tremendamente limitantes, sobre todo cuando se centran en roles y/o expresiones de género. Hoy día tenemos decenas de clasificaciones para todo, algo que a priori puede parecer inclusivo, pero no es más que una herramienta para que las empresas puedan definir mejor a sus públicos objetivos. Algo similar a lo que ocurre con el ‘body positive’ y las marcas que se suman al carro. Pero no nos vayamos por las ramas.

¿Tomboy, butch o andrógina?

Si eres una chica cuya forma de expresarse es un poco diferente, te gustará saber que hay más como tú, y eso es lo bueno de las dichosas etiquetas, en un mundo donde se nos encasilla desde bebés en determinados comportamientos. Estas son las diferencias entre estos tres conceptos/ estilos.

Tomboy

Este término viene de la expresión anglosajona ‘Tommy Boy’ que se puede traducir como mujer masculina. Se utiliza para referirse a mujeres que presentan rasgos de comportamiento y de vestimenta asociados al hombre heteronormativo. El problema de esta definición es que el término toma como medida la heteronormatividad y los roles de género de lo masculino y lo femenino. Si eres una mujer y no te adaptas a esos roles (vestir femenina, llevar melena, maquillarte o ser delicada) rápidamente se te lee como lesbiana o como persona trans.

Se trata de un prejuicio sobre el que debemos reflexionar, ya que la forma de vestir o de comportarse, no definen ni las preferencias sexuales ni la identidad. Resumiendo: hoy día se usa la palabra Tomboy para describir a chicas que visten con ropa de chico y tienen actitudes que suelen atribuirse a los varones.  

Butch

La palabra butch comenzó a emplearse en los años 50 para describir a las chicas poco (o nada femeninas) dentro de una relación lésbica. Es decir, la que adoptaba el rol de hombre en la relación. Es una de las expresiones más utilizadas dentro de la propia comunidad lésbica junto con el término ‘femme’, para identificar qué rol de género jugaba cada una dentro de la relación de pareja.

Esto responde también a la idea heternormativa de que una pareja debe estar compuesta por un hombre y una mujer, y cuando no es así, igualmente tienen que representarse esos roles. Hoy día es algo que ya nos parece un poco absurdo, y es normal ver parejas de mujeres que no se ajustan a esa dicotomía. 

Andrógina

Una persona andrógina es aquella que tiene rasgos físicos propios de ambos sexos, lo que hace que resulte difícil identificarle a primera vista. Mucha gente suele asociar automáticamente a las chicas andróginas con una orientación homosexual, cayendo de nuevo en el cliché y el prejuicio. En muchos casos, la androginia es una simple cuestión genética que a algunas personas les gusta potenciar recurriendo a una estética más bien unisex, pero tampoco buscan adoptar rasgos masculinos como es el caso de las chicas tomboy.  Modelos con Erika Linder o Jana Knauer, o la actriz Tilda Swinton, son claros ejemplos. 

Tomboy, butch o andrógina, es importante dejar claro que la apariencia, la forma de vestir o la actitud no definen (o no deberían) ni nuestras preferencias sexuales ni nuestra identidad de género. Simplemente somos lo que somos, y debemos desarrollarnos libres de encasillamientos.