¿Te suena el concepto de violencia intragénero? Al igual que la de género, tiene su origen en una necesidad patológica de control y dominación. La diferencia es que de esta apenas se habla y está muy invisibilizada, aunque sus consecuencias pueden ser igual de terribles.
Violencia en el mundo LGTBI
Las relaciones tóxicas ocurren con frecuencia en cualquier tipo de pareja, sea cual sea la orientación sexual. Es algo que tiene que ver con la inteligencia emocional y con la educación, entre otros factores. Así que nadie está exento de verse involucrado en una dinámica de este tipo. Una de las consecuencias de estas relaciones dañinas es la violencia, psicológica o física. En el colectivo LGTBI existe la violencia intragénero, pero se trata de una realidad oculta, de la que casi no se habla.
No hay apenas estudios estadísticos que arrojen información sobre este tipo de violencia. De hecho, las relaciones homosexuales siguen estando llenas de prejuicios estereotipados. Si hablamos de las relaciones entre mujeres, la invisibilización es absoluta. Por eso cuando se dan situaciones de violencia dentro de una relación lésbica, la víctima se encuentra desamparada por completo. Por otra parte, está la cuestión de las leyes que tratan de regular la violencia de género, referida a las relaciones heterosexuales.
Pero la violencia intragénero queda catalogada como violencia familiar, a pesar de que tenga unas características completamente diferentes. Las personas que se encuentran en una de estas situaciones deben recurrir a centros y asociaciones LGTBI para recibir asesoramiento y apoyo, ya que las instituciones oficiales no ofrecen soporte para las víctimas de maltrato dentro de una relación con alguien de su mismo sexo. ALDARTE es una de las asociaciones especializadas en violencia intragénero. Ellos sí que disponen de estudios, más o menos completos, así como propuestas legales para poder ofrecer soluciones a estas personas.
Como decíamos, la violencia intragénero se basa en el control y por lo tanto tiene muchas similitudes con la violencia de género.
Violencia intragénero, el control como detonante
Como en la mayoría de relaciones tóxicas, la necesidad de dominar a la pareja desemboca en conductas de manipulación y abuso, que se van haciendo más graves con el tiempo. El proceso suele ser lento, con un trabajo sutil de aislamiento de la víctima, y todo ello disfrazado de amor y romanticismo. Muchas víctimas pueden tardar hasta años en detectar la violencia que se está ejerciendo sobre ellas. Sobre todo si la pareja es embaucadora y manipuladora.
Estas personas saben aplicar una dosis justa de cariño y halagos, mezclada con desprecios y hostilidad. Lo que termina provocando una terrible confusión que a menudo deriva en un estado de indefensión aprendida. Ese es el momento en el que la persona agresora toma el control de la vida de la víctima. Cualquier intento de rebeldía puede ser aplacado con violencia, física o verbal.
La falta de respaldo institucional, la invisibilización de estas realidades y la anulación psicológica de las víctimas, provoca que aun sea más difícil para ellas dejar la relación. En estos casos es fundamental refugiarse en los seres queridos y verbalizar la situación, eso siempre ayuda a tomar perspectiva. También conviene buscar ayuda profesional para superar la dependencia emocional y recuperar la autoestima.
Si estás en una situación similar, mucho ánimo, ¡no estás sola!
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