Los avances tecnológicos de los últimos tiempos están consiguiendo cosas que jamás nos habríamos atrevido a imaginar, como que una persona nacida con una biología masculina pueda cambiar por completo su cuerpo hasta el punto de quedarse embarazada y dar a luz. Efectivamente, esto ya es una realidad gracias a los trasplantes de útero, un procedimiento que todavía no es muy frecuente, pero en el que se está avanzando rápidamente.  

Por el momento, se han conseguido ya 12 embarazos y partos con éxito en mujeres que habían presentado problemas con su sistema reproductivo, como síndrome de Rokitansky u otras dolencias. El procedimiento no se ha realizado aún en mujeres trans, pero está previsto que suceda dentro de poco. 

Lili Elbe fue la primera en intentar un trasplante de útero

El primer intento tuvo lugar hace 85 años, en el cuerpo de la pintora transgénero de origen danés Lili Elbe, a quien seguramente conocerás por la película de Tom Hooper ‘La chica danesa’, donde se recoge su historia y la de su mujer, la también pintora Gerda Wegener. Pues Lili fue la primera persona en la historia en recibir un trasplante de útero, una operación muy complicada debido a las diferencias anatómicas entre ambos sexos. Elbe murió poco después al rechazar su organismo el órgano, y desde entonces no se volvió a intentar.

Ahora, en Alemania, un equipo de ginecólogos dirigidos por el doctor Matthias Beckmann, se están preparando para realizar de nuevo uno de estos procedimientos. El riesgo es grande para todos, para la mujer donante, para la persona receptora y finalmente para el futuro bebé. El doctor, sin embargo, cree que son riesgos que se pueden controlar y que finalmente merecerá la pena.

Los trasplantes de útero en mujeres trans supondrían una verdadera revolución.  El procedimiento consiste en el trasplante del útero, incluyendo el cérvix, una parte de la vagina, los vasos sanguíneos principales y los tejidos ligamentosos y conectivos circundantes. El órgano se coloca en la pelvis de la receptora, donde se acopla estructuralmente utilizando los tejidos y los ligamentos paravaginales inferiores.  Según las experiencias aportadas por las mujeres que han sido trasplantadas, las receptoras podían llegar a menstruar con normalidad. 

¿Donantes vivas o fallecidas?

De lo que no se ha hablado es del origen de los úteros donados ni de las implicaciones éticas que se derivarían de esto.  En 2013, el ginecólogo sueco Mats Brännström trasplantó con éxito un útero y al cabo de un año nació el primer bebé engendrado de esta manera. Más tarde, se hizo un intento en Estados Unidos que, a diferencia del caso de Suecia, prefirió utilizar el útero de una donante fallecida para no poner en riesgo la salud de donantes vivas. Lamentablemente el procedimiento no salió bien y al poco tiempo hubo que retirar el útero a la receptora por complicaciones.

De todo esto surgen muchas preguntas que se pueden trasladar a la situación existente con la gestación subrogada. ¿Es la maternidad o la paternidad un derecho? ¿Es ni tan siquiera un deseo, que deba estar por encima de la ética? ¿Se generará un mercado de venta úteros en un futuro próximo, de la misma forma que ya existe un mercado de alquiler de úteros? 

Sin duda vivimos tiempos muy confusos. ¿Qué opinas tú de todo esto?